Wilco juega en casa

Con ellos se han terminado los adjetivos elogiosos. Son una de esas bandas capaces de lograr en torno suyo un consenso total por una suma de ingredientes apabullante. El primero es la altura de sus canciones, que, entre el country y el rock experimental, han terminado por ser considerados unos de los padres de un género nuevo y por supuesto de miles de imitadores. El «Americana», que es como se conoce este estilo, ha sido además uno de los terrenos más fructíferos de la música popular en las últimas dos décadas. En segundo lugar porque, amén del genio creativo de Jeff Tweedy, líder indiscutible de la banda, el quinteto de Chicago lo forman hoy, tras unos cuantos vaivenes en la formación, unos músicos magníficos. Adaptan cada concierto a la audiencia y al recinto, lo que supone una razón más de peso a añadir sobre por qué conviene ir a la actuación de esta noche en el palacio Vistalegre, a pesar de que la banda ya actuase en Madrid el año pasado. Cambiarán el repertorio, buscarán guiños con un público que los venera y que los conoce bien: Wilco juegan en casa, y aquí ponen el punto final a un ritmo frenético de conciertos en dos años para entrar de nuevo a grabar.
Ésa es la siguiente clave de su éxito. Los trabajos de estudio siempre están bajo la lupa de los críticos y los enterados del mundo musical, y siempre aprueban con nota. Algunos se bajaron del carro después de aquel «Sky Blue Sky» que empezó a colarse en sintonías publicitarias, pero Wilco han mantenido el pulso creativo, rechazando siempre que hicieran algún tipo de rock experimental. Que gusten en España y que les guste España nos lo tenemos que tomar como una buena noticia.