Celtic
Faltó rematar la faena
Ante un Madrid con miedo y a la defensiva –sólo hay que ver el altísimo porcentaje de posesión de balón del Barça, sinónimo de dominio absoluto– y a pesar de jugar con uno menos 38 minutos, al Barça la faltó rematar la noche. El árbitro, Muñiz Fernández, también ayudó al Real, pues no sólo se comió un penalti de libro a Villa, sino que encima forró a tarjetas a un Barça que jugó más limpio e hizo muchas menos faltas que un Madrid impotente, que dio la sensación de un equipo pequeño. Mourinho no quiso volver a hacer el ridículo internacionalmente y jugó a la italiana, a lo Inter, a la defensiva total, buscando un contragolpe salvador.
Pepe fue el comandante de la retaguardia blanca y, como siempre, demostró que es un descerebrado, pero de milagro salió indemne. Esta vez, sin tarjetas. Increíble. La táctica de «Mou» le salió bien, aparte de los pitidos del respetable. Para un madridista, ver a su laureado equipo jugar en casa como un modesto del fútbol español debe ser muy cabreante.
Al final el Barça se llevó un punto del Bernabéu y siguen los ocho de diferencia más el «gol average» y, con seis partidos por jugar, la Liga está al alcance de la mano, pero he de reconocer que ayer salimos con mal sabor de boca al empatar el partido. Además de aburrirnos. Espero que la final de Copa sea un partido diferente, en el que los blancos jueguen como, seguro, saben y los azulgrana, como siempre. Esa será una final mucho más entretenida para los millones de espectadores que la seguirán.
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