Bruselas
Cataluña Valencia y Murcia unen fuerzas en favor del eje mediterráneo
Mas avisa de que sería «casi un suicidio» que el Gobierno diera la espalda al proyecto
Barcelona- El Palau de la Generalitat se convirtió ayer en el escenario de un encuentro con una fuerte carga simbólica. Los presidentes de Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia, Artur Mas, Alberto Fabra y Ramón Luis Valcárcel, respectivamente, olvidaron las diferencias que hace ocho años llevó a estas tres regiones a enfrentarse por el trasvase del Ebro, para unir fuerzas en favor de otra infraestructura, el corredor ferroviario mediterráneo.
El objetivo de la cita era dejar claro, tanto al Gobierno como a la Unión Europea (UE), que los tres van de la mano en defensa de una infraestructura ferroviaria clave para el transporte de mercancías de Algeciras hacia el norte de Europa. Mas fue el más beligerante. Alertó al Gobierno de que no es momento de invertir en infraestructuras para «quedar bien», sino para «ir bien» e incidió en que el país tiene «una oportunidad de oro» para promover una obra básica que no represente «la España radial, con kilómetro cero en Madrid».
Razones económicas
Fabra y Valcárcel, por su parte, aportaron sólidas razones económicas para favorecer que el próximo 19 de octubre la Comisión Europea (CE) se decante por el corredor ferroviario mediterráneo entre sus proyectos prioritarios. De ser considerado un eje prioritario, recibiría el 10 por ciento de la inversión necesaria para ejecutar la obra, que la UE ha cifrado en 153.000 millones de euros.
De los números que avalan el eje mediterráneo destacan que las cinco regiones implicadas en el proyecto –Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Cataluña y Baleares– concentran el 60 por ciento de las exportaciones del país y una actividad económica cifrada en 500.000 millones de euros que se traduce en la mitad del PIB español. Fabra incidió también en que registran el 65 por ciento del tráfico de mercancías marítimas y hay 9 millones de trabajadores, al margen de que representan el 30 por ciento del territorio español, concentran la mitad de la población y el 70 por ciento del turismo.
Respaldado por estos datos, Mas se atrevió a decir que sería «casi un suicidio» que el Gobierno diera la espalda a los territorios que representan la mitad de su economía. Y Valcárcel insistió en que el corredor ferroviario mediterráneo «no es un capricho», sino «una infraestructura que revierte en beneficio de todos».
Valcárcel y Fabra, pese a su contundente defensa del eje mediterráneo, fuero más comedidos que el presidente catalán. Ambos subrayaron que no van «en contra de nadie», pensando en la alternativa al corredor mediterráneo, el eje central, que pasaría por Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid y Aragón, la mayoría, Comunidades Autónomas gobernadas por el PP.
Tanto Fabra como Valcárcel, ambos del Partido Popular, subrayaron que el corredor mediterráneo no es «incompatible» con la petición de otros proyectos, aunque incidieron en que la infraestructura que reivindican es más «rentable». Fabra, incluso, llamó al Gobierno a ser práctico y riguroso a la hora de decidir qué infraestructuras desarrollará en el futuro porque la crisis económica obligará a construir las «indispensables».
La reunión entre los presidentes de Cataluña, la Comunidad Valencia y Murcia tuvo lugar dos días después de la que mantuvieron el ministro de Fomento, José Blanco, con los presidente de Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid y Aragón, que defienden que el corredor ferroviario que debe unir España con Europa pase por el centro de la península.
El día «D»
La decisión la tomará la CE el próximo 19 de octubre. Antes, el 21 de septiembre los presidentes autonómicos y alcaldes que defienden el corredor mediterráneo viajarán a Bruselas para reclamar a la UE que respalde su proyecto. El 10 de octubre aún habrá un almuerzo con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, para presionar en favor del eje ferroviario mediterráneo. La postura del Gobierno, que se mantiene ambiguo por intereses electorales, será clave, aunque la apuesta de Francia por el eje mediterráneo puede decantar la balanza.
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