Belleza

La piel vence (por fin) el paso de los años

Hace apenas diez años, los tratamientos cosméticos destinados a frenar el paso del tiempo parecían tener un techo cronológico situado en los 40 años. Cumplida esa edad, había que conformarse con la cremita ultranutritiva «especial tercera edad» para combatir la sequedad del rostro y observar impotentes cómo modelos que aún no habían cumplido los veinte protagonizaban las campañas publicitarias de la cosmética especializada en la lucha contra las arrugas.

La piel vence (por fin) el paso de los años
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El panorama ha cambiado a un ritmo vertiginoso. Los 70 se han convertido en los nuevos 40, ya no hay cincuentonas sino «cincuenteañeras», y no es raro que mujeres de estas edades se «cuelen» cada año en las lista oficiales de las mujeres más sexis del planeta. Además, en cuanto los expertos en marketing de las firmas cosméticas han echado cuentas y han constatado que, al ritmo demográfico que llevamos, en poco tiempo una de cada dos mujeres tendrá más de cuarenta años, han puesto a sus equipos científicos a investigar sin tregua para crear auténticos trajes a medida de la piel de estas mujeres, que se han convertido en poco tiempo en las protagonistas de un segmento cosmético que cotiza al alza. Estrés medioambientalPero, ¿qué necesitan exactamente las pieles maduras?, ¿cuál es el estado de la piel que traspasa la frontera de los 50 años? El mapa situacional no es muy alentador. Y aunque como señala Diego Hoyos –responsable farmacéutico de formación de Laboratorios Phergal– «cada persona envejece de forma diferente y este proceso viene marcado por los genes de cada individuo y el estrés medioambiental al que esté sometido, es a partir de esta edad cuando el paso del tiempo se hace más evidente». El proceso de envejecimiento comienza en el momento en que nacemos, pero a esta edad las funciones vitales se ralentizan de forma significativa. Como explica el experto, «la piel se debilita, se deshidrata, las funciones de sostén y elasticidad desarrolladas por el colágeno y la elastina comienzan a decrecer y aparece la temida flacidez, que se manifiesta deteriorando el óvalo facial y el temido doble mentón».No basta con la hidratación, ni con las buenas intenciones. Después de décadas de lucha contra las agresiones medioambientales, de grandes dosis de estrés acumulado y de vérselas cara a cara con los efectos de la menopausia, la piel madura necesita unos mimos extras que no todos los cosméticos le pueden ofrecer. Ya si que no sirve el «deme una cremita cualquiera que hidrate» y hay que elegir a conciencia para combatir la sequedad que aparece a causa de la pérdida de capacidad de retención de agua de las células, conseguir reactivar la actividad de los fibroblastos –responsables de la fabricación de las fibras de colágeno y elastina– y minimizar al máximo la profundidad y la extensión de las arrugas. Puede pensar que eso es lo que promete cualquier crema, pero hay un factor que no todas tienen en cuenta. Situaciones de relaxEn Laboratorios Phergal descubrieron pronto la estrecha relación que hay entre el estrés y el envejecimiento y sabían que para poner freno al paso del tiempo había que comenzar por «relajar» la piel. Para ello, formularon con Dermosens, un principio activo que en palabras de Diego Hoyos, «actúa de forma similar a como lo hace nuestro organismo ante situaciones de relax, emociones positivas, momentos de felicidad, siempre en estas situaciones liberamos endorfinas, nuestra piel se relaja y nuestro aspecto rejuvenece. Dermosens es un principio activo que después de su aplicación ha demostrado, tras varios ensayos clínicos, su actividad en la liberación de endorfinas, para atenuar las percepciones desagradables sobre la piel, devolviendo la sensaciones de confort perdidas, especialmente en pieles sensibles y estresadas». Después, ya «sólo» había que buscar y formular los ingredientes más eficaces en la lucha contra el envejecimiento. Tras largos años de investigación los científicos de Laboratorios Phergal lograban incluir en la línea Atashi un revolucionario principio activo que es capaz de activar la actividad mitocondrial, aumentar la síntesis de proteínas y reparar el ADN a través de la activación del dimero timidina. Gracias a este ingrediente, como este especialista señala, «se mejora el metabolismo celular, lo que se manifiesta mostrando una piel más joven y revitalizada».Todos estos avances, que demuestran que la ciencia puede luchar contra el envejecimiento, se materializan en Atashi Pieles Maduras, una línea de productos destinada a combatir el paso del tiempo que combina la cosmética oriental más avanzada con la tecnología puntera y la relajación de los sentidos y que pretende con su nombre –la traducción literal del japonés de Atashi es «yo»– inyectar una dosis de sano egoísmo a nuestra piel. Piel joven en cuatro frentesCon sólo cuatro productos, «Atashi Pieles Maduras» se atreve a atajar todos los síntomas del envejecimiento cutáneo. Entre ellos, se encargan de reparar el ADN de la piel, hidratar un profundidad, reducir visiblemente las arrugas y redefinir el óvalo facial.Para ello, se sirven de ingredientes como la Glaucina y el Skinmimics R, unos agentes reafirmantes de máxima eficacia a la hora de tensar la piel, y de un novedoso Film Molecular de Retinol Activo y Creatina que reducen las arrugas mientras atenúan cualquier signo de fatiga y reparan el ADN celular. Además, los productos están enriquecidos con notas aromáticas de té verde, vainilla y el activo Dermosens que estimula la liberación de endorfinas (las hormonas de la felicidad) para combatir el estrés celular. - Kinuzure (seda) es una mascarilla de tacto sedoso que se funde con la piel para aportar energía y reducir las arrugas. Un tratamiento intensivo que rejuvenece las células en tiempo récord gracias al film molecular de Retinol, al Polvo de Perla y al Ácido Hialurónico con acción filler inmediata y visible.- Hinode (amanecer) reafirma el rostro y aporta dosis extra de energía que despierta los sentidos. Actúa como antídoto para pieles maduras con extractos de magnolia liliflora y té blanco con un toque de sensorialidad. Los efectos más notables se aprecian en el óvalo facial.- Hoseki (joya) es un serum concentrado para cuello y escote que ayuda a la piel de la zona a recuperar su elasticidad, reafirmando la piel y reduciendo el doble mentón. Con Extracto purificado de centella asiática, tensora y reparadora del colágeno y elastina.- Itsú (siempre) es una crema correctora antiarrugas que detiene el tiempo protegiendo la piel del envejecimiento futuro y que rellena las arrugas desde el interior hidratando intensamente la piel. Se adapta a las pieles más secas regalándoles una dosis extra de confort.