Balón de Oro

El profesional

La Razón
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Admira a Guardiola, exalta sus virtudes, humanas y deportivas, le tiene «muchísimo cariño», seguirá sus pasos y entrenará. El mejor ejemplo azulgrana es el espejo de este paradigma madridista con genética rojiblanca. Cuando con 35 años termine su carrera futbolística en el Schalke'04, Raúl, profesional de excepción, cumplirá con el «hasta pronto» pronunciado entre lágrimas y, tarde o temprano, será entrenador del Real Madrid. Es su destino. Alguien que ama el fútbol «por encima de casi todas las cosas» y afirma sin reserva que lo importante es el escudo, no el dorsal, merece un lugar en el banquillo más caliente del fútbol español, no para que se queme sino para enfriarlo.Raúl podía haber seguido un año más en el Real Madrid y cumplir contrato. Mourinho le ofreció la posibilidad y la rechazó. Como durante esta última temporada el aficionado le ha visto «de muchas cosas menos de jugador» y para la próxima el club le garantizaba más competencia, lo de siempre, vamos, ha optado por salir. Fue elegante en la despedida, alabó la contratación de «Mou», «un gran acierto», y posó con algunos directivos que respiran a pleno pulmón desde que su partida era extraoficial. Fue una de las concesiones en el día del adiós; otra, que nadie le preguntó por cómo se iba, si perdonando el año de contrato, como Zidane, o cobrando los once millones firmados. El rumor: el ocultado Schalke le pagará seis millones por cada una de las dos temporadas y el Madrid completará la cifra hasta los once en ambas. Así, todos contentos, el jugador terminará su carrera con 35 años y percibiendo por el último y el penúltimo lo que por el antepenúltimo.