Soberanismo creciente

BARCELONA- «Si CiU es tercera fuerza en Cataluña (en las elecciones del 20 de noviembre) hará falta revisar la teoría del soberanismo creciente de la sociedad catalana». La reflexión corresponde al eurodiputado de CiU Ramon Tremosa y es muy oportuna en estos días en que se amontonan las encuestas. La posibilidad de que la federación nacionalista quede, por primera vez en la historia, por detrás de PSC y PP en unas generales ha sido pronosticada por varios sondeos. Incluso los más benévolos con CiU no dejan claro que los nacionalistas puedan conservar su tradicional condición de segunda fuerza en Cataluña en las generales. Ayer, el diario «Ara» publicó suna encuesta que otorgaba las siguientes horquillas: PSC (16-18 diputados), CiU (13-15) y PP (12-13).

La idea de quedar relegados a terceros aterra en Convergència i Unió, cuyo candidato, Josep Antoni Duran Lleida, no va a tener más remedio que arriesgar en una campaña donde tiene que combatir la pujanza del PP y el desgaste derivado de los recortes en la Generalitat.

Lo cierto es que CiU ha afrontado todas las elecciones generales con la misma ambición: ser decisiva en el Congreso, es decir, hacer valer sus diputados para condicionar a los gobiernos en minoría. En esta ocasión, y siempre a tenor de las encuestas, parece imposible que los nacionalistas puedan tener la llave en las Cortes porque todos los estudios demoscópicos coinciden en augurar una victoria aplastante del PP.

Pero CiU se juega más cosas. En especial, el grado de apoyo al pacto fiscal que promueve. Hubo un momento, tras ganar por primera vez las municipales, en que los nacionalistas, soñaban con emular la azaña en las generales y desbancar al PSC, el sempiterno ganador de estas elecciones en Cataluña. Ahora el sueño se ha transformado en pesadilla y el famoso pacto fiscal puede recibir un severo correctivo, a pesar de que el Govern recuerda una y otra vez que, según sus encuestas, un 75 por ciento de los catalanes están a favor de su reivindicación.

Otro análisis derivado de la posibilidad que CiU sea tercera tendría que ver con el supuesto auge del independentismo en Cataluña. Según las encuestas que elabora el Centre d'Estudis i Opinió (CEO) de la Generalitat, un 42,9 por ciento votaría «sí» en un hipotético referéndum sobre la completa soberanía de Cataluña. El CEO publicó este dato el pasado mes de junio, aunque históricamente nunca había planteado esta cuestión. Tradicionalmente, la pregunta era «qué preferiría que fuera Cataluña», y la mayoría, un 33 por ciento, abogaba por «un estado dentro de una España federal». Le seguían los que deseaban seguir como comunidad autónoma (un 31,8 por ciento) y, a continuación, se situaban los que apostaban por el Estado catalán (25,5 por ciento de los encuestados).

Del PSC al PP
Como es lógico, un resultado en las generales que concediera al PSC y al PP la condición de primera y segunda fuerza en Cataluña pondría en entredicho la teoría demoscópica sobre el auge del independentismo, sobre todo porque no se produciría una fragmentación del espacio nacionalista, sino un retroceso del PSC que capitalizaría en mayor medida el PP que CiU. El fenómeno, de hecho, ya ocurrió en algunas localidades durante las pasadas municipales y evidenció que el PP ya ocupa un espacio significativo de la centralidad política.

El caso de 1977
En las 10 elecciones generales que se han celebrado hasta ahora la historia se repite en Cataluña. El PSC-PSOE siempre gana y CiU queda segunda. La única excepción, y en realidad no es tal, se produjo en los primeros comicios de 1977. Entonces, el PSC-PSOE logró 15 escaños en Cataluña, la UCD consiguió 9 y el PSUC obtuvo 8. Convergència concurrió en una coalición llamada Pacte Democràtic de Catalunya (PDC) junto a Esquerra y una facción del PSC que dirigía Josep Pallach, mientras que UDC se presentó junto al Centre Català bajo la denominación Unió del Centre. Los primeros lograron 9 escaños y los segundos 2.