Cataluña
El final de la escapa por Andrés SÁNCHEZ MAGRO
A fuerza de pasar por loco, dicen que el Licenciado Vidriera acabó perdiendo el juicio. Los políticos catalanes han decidido romper el espejo, devolver el rosario de la abuela y generar la nueva realidad de la buena catalanidad. En ese protocolo presuntamente no se incluyen los toros. La esperpéntica votación del parlamento catalán refleja la construcción de una realidad política para regocijo de los oligarcas catalanistas. No ha habido en serio ningún debate filosófico ni cultural sobre la tauromaquia. Y si acaso se ha producido, ha sido una simple cortina de humo por un problema de identidad y de encaje con la política nacional española. La verdad es que esto es un certificado de defunción de un muerto, como son los toros en Cataluña. El Parlament es el forense que sabe que el cadáver taurino ya no tiene pulso. Las plazas de Olot, Figueras, Gerona, Tarragona o las Arenas de Barcelona ya eran pasado. El último episodio ha sido una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que escrupulosamente ha buscado la rivalidad. Los bien pensantes oficiales podrán brindar con cava, aunque un jirón de su corazón y de su historia ha quedado roto para siempre.
*Escritor y periodista
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