O dentro o fuera

Un último estudio reseñado en este diario constata lo evidente: las mujeres que poseen mayor formación y, sobre todo, trabajos con más responsabilidad apenas tienen hijos. Aquí sigue sin ser compatible la maternidad con el desarrollo de una vocación. Aquí todavía hacer una carrera en lo tuyo, competir en la masculina jungla laboral, exige tanta energía y tiempo que es imposible compaginarlo con gestaciones y crianzas. Éste es, sin duda, el motivo por el que las mujeres tenemos pocos hijos y ya añosas. De los veinticinco a los cuarenta es cuando, al menos físicamente, estamos en la plenitud, cuando los sueños están más vivos, cuando todavía la sociedad te considera joven para el éxito profesional. Pero es también en esta franja de edad cuando la mujer es idónea para fecundar dentro de sí. Tristemente, nos hacen elegir. Porque una mujer embarazada o con críos encima lleva una losa que nadie quiere compartir en su empresa. Así que hay que optar entre lo de dentro y lo de fuera, amor y familia o éxito social. Muchas eligen la familia, lo que significa hacer trabajos mal pagados o depender económicamente del marido. En definitiva, una renuncia a su libertad. Creo que habría que replanteárselo todo de nuevo. Seguir luchando por cambiar la mentalidad, ésa de que el éxito está en lo material. Si queremos una sociedad con niños y personas realizadas, habrá que empezar tasando lo que vale el trabajo doméstico y de crianza, habrá que remunerarlo, y podrá hacerlo tanto el marido como la mujer. Habrá que luchar por encontrar un equilibro entre lo de dentro y lo de fuera. Pero para todos. No unos a costa de otros.