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La nueva Libia despega desde el París de Sarkozy

Desbloqueados 11.000 millones de euros para los rebeldes. La OTAN bombardeará el país mientras «Gadafi sea una amenaza»

De izquierda a derecha el secretario general de la ONU, Ban ki-moon; el primer ministro del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmoud Jibril; el presidente del Consejo Nacional de Transición libio, Mustafá Abdelyalil; el presidente francés, Nicolas Sa
De izquierda a derecha el secretario general de la ONU, Ban ki-moon; el primer ministro del Consejo Nacional de Transición libio, Mahmoud Jibril; el presidente del Consejo Nacional de Transición libio, Mustafá Abdelyalil; el presidente francés, Nicolas Salarazon

La transición democrática libia dio ayer su primer gran paso en París. Y no en un día cualquiera. Exactamente cuarenta y dos años después de que el autócrata Muamar Gadafi se hiciera con el poder en el país norteafricano. La misma fecha en que ahora, cuatro décadas después, el dictador está a punto de ser derrocado gracias a la intervención militar de la OTAN y el apoyo ofrecido a la rebelión libia del CNT.

Todos ellos, aliados pero también naciones reticentes como Rusia o China, acudieron ayer a la llamada del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que juntó al primer ministro británico, David Cameron, presidió una conferencia internacional que fue el punto de partida de una nueva Libia, democrática y libre, y en la que se decidió el desbloqueo de 15.000 millones de dólares de fondos libios congelados en cuentas extranjeras de todo el mundo de un total estimado en más de 60.000 millones. «El dinero desviado por Gadafi y sus allegados ha de regresar ahora al país para financiar su desarrollo», anunció el mandatario galo.

La reunión fue también una tribuna de excepción para el Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano de gobierno de la rebelión, que, pese al apoyo de buena parte de Occidente, no cuenta todavía con una legitimidad internacional total. De ahí que el presidente Sarkozy, el primer líder internacional en reconocer a los insurgentes como único interlocutor válido en el país, ofreciera ayer el Elíseo para escenificar la nueva era que comienza, aunque plagada aún de incertidumbres.

Construir la paz
Tanto el presidente del CNT, Mustafa Abdeljalil, como su «número dos», Mahmud Jibril, debían no sólo convencer a la audiencia, y a la veintena de países del medio centenar que ayer acudió a la cita y que todavía siguen sin reconocerles sus intenciones democráticas, sino ofrecer las garantías necesarias. Las pruebas de que son no sólo capaces de ganar la guerra, sino de conquistar la paz en un territorio sembrado de clanes y tribus a los que sólo une el deseo y la voluntad de acabar con el régimen de Gadafi.

Pero la democratización de Libia sólo será posible si hay «reconciliación» y «perdón», recalcó Sarkozy. Un llamamiento dirigido a las autoridades provisionales, que hicieron suyo el mensaje apelando a sus conciudadanos a trabajar por la «estabilidad» para que «los errores del pasado iluminen el futuro del país».

El renacimiento de Libia, una vez que Gadafi sea totalmente desbancado del poder, supone la puesta en marcha de una hoja de ruta y un calendario que prevé la convocatoria de elecciones libres y la adopción de una Constitución, basada en la «sharia», la ley coránica, lo que ha suscitado los resquemores de numerosos observadores que advierten de la posible gestación de un futuro Gobierno islamista. Un riesgo que llevó ayer a la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, a exigir a la rebelión el compromiso de seguir luchando contra el extremismo, sobre todo tras conocerse que grupos de radicales islamistas integrarían sus filas.

Pero si la comunidad internacional perfilaba ayer los contornos de la futura Libia y de su reconstrucción, de momento no fijó una fecha para el cese de la intervención militar de la coalición. Al menos mientras Gadafi represente «una amenaza para los civiles», convinieron Sarkozy y Cameron, así como el secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, que confirmó que los ataques durarán «el tiempo que sea necesario».

Reapertura de embajadas
Los participantes se comprometieron también a abrir nuevas embajadas en Trípoli, una vez que el nuevo poder se instaure.

Como otros líderes europeos, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció su apoyo a la reconstrucción libia y a la rebelión, pero siempre «dentro del marco de Naciones Unidas».

Mientras que el secretario general de la organización internacional, Ban Ki Moon, propuso el envío rápido de una misión de la ONU a Libia, donde subrayó que «el mayor desafío es de carácter humanitario», en un país asolado tras cinco meses de conflicto. Ban convocó de nuevo a todas las partes a «concretar» sus contribuciones para apoyar a Libia en la nueva fase el 20 de septiembre en Nueva York, en paralelo a la Asamblea General de la ONU.


Rusia reconoce al Gobierno de transición
Reticentes a la intervención militar de la OTAN en Libia, Rusia y China han terminado por claudicar. La primera, uno de los apoyos más señalados del dictador, pero también un país con enormes intereses gasísticos en la zona, reconoció ayer al Consejo Nacional de Transición como órgano representativo de los rebeldes libios, mientras que la segunda admitió «la importante posición y el considerable papel del CNT» para resolver la crisis libia. Del medio centenar de países participantes en la Conferencia de París, una veintena sigue sin reconocer a la rebelión libia como autoridad.