Barcelona
Crónica negra: Los 14000 desaparecidos
Hace unos días se han celebrado las III jornadas de INTER-SOS en la localidad del Prat de Llobregat, Barcelona.
INTER-SOS es la única asociación de familiares de desaparecidos que sigue activa. Se debe al especial tesón de sus componentes. En especial su presidenta, Flor Bellver, y su secretario, Juan Bergua. Las jornadas tuvieron una difusión mucho menor de lo que se merece. Entre los periodistas invitados estaban Paco Lobatón, Augusto Rey y yo mismo. De los políticos presentes destaquemos a Jordi Jané, vicepresidente 4º del Congreso, Meritxell Cabezón, secretaria 1ª de la Comisión de Interior del Congreso, y Antonio Gallego, diputado popular. También estaban los alcaldes Luis Tejedor, del Prat, y Antonio Balmón, de Cornellá,
En la mesa de los políticos se adelantó la noticia que se produjo este miércoles: el Congreso de los Diputados ha declarado por unanimidad el 9 de marzo día nacional de los Desaparecidos. José Bono dijo que este tipo de declaraciones no son habituales, si bien en este caso se hizo «una excepción para mostrar el apoyo de la Cámara a las familias que padecen estas dramáticas situaciones».
Según las cifras que se manejan desde hace años y que no se cambian dada la precariedad absoluta del seguimiento, hay un remanente de 14.000 desaparecidos. Cada año hay entre 2.500 y 3.500, según los supuestos manejados por INTER-SOS y hace al menos cuatro años que nadie encuentra a ninguno de los desaparecidos inquietantes, si no contamos la identificación del caminante de Boisaca, atropellado por un tren, que resultó ser un chico muerto y no un viajero en el tiempo, como se llegó a decir.
Los políticos viven al margen de la tragedia de los familiares de desaparecidos hasta el punto de que la información que manejan en el Congreso es muy deficiente. Por ejemplo, se dice que Cristina Bergua, la chica desaparecida en la que se basa el Congreso para disponer el 9 de marzo día de los Desaparecidos, tenía nueve años cuando desapareció, cuando en realidad tenía 16.
Dice la nota que familiares de Cristina han escuchado desde la tribuna de invitados las palabras de Bono, quien como diputado debiera asumir una parte de culpa por ser la tercera autoridad de una nación en la que un niño de siete años no puede jugar en la puerta de su casa, como Yeremi, porque un día desapareció; ni una niña puede ir a un centro comercial como Sara Morales, porque desaparece. Los dos vivían en Gran Canaria, donde se ha descubierto una gran trama de pederastia, pero nadie los encuentra.
Entre los políticos y los desaparecidos se ha desarrollado un proceso a la inversa en cuanto a responsabilidad. En 1912, en Barcelona desaparecían niños. Eran los tiempos de la Vampira de Barcelona, quien mataba a los pequeños y fabricaba mejunjes y apósitos con los restos para curar enfermos desahuciados. Las autoridades y la ciudad se confabularon para encontrar a los niños desaparecidos y toda la ciudad se movilizó. Los niños aparecieron y Enriqueta Martí, la vampira, fue detenida. En aquel tiempo los alcaldes se sentían aludidos cuando desaparecía un vecino. Hoy, en España, un cargo político considera a los desaparecidos tarea policial y, aunque las recuperaciones son escasas, el procedimiento de busca de desaparecidos, lento, atrasado y confuso, no dispone de una petición de presupuesto y no dispone de una ley o de una brigada especial especializada.
Política obsoleta
La política de búsqueda de desaparecidos en España es obsoleta, tacaña y corta de miras. Hay que provocar iniciativas de búsqueda. Hay que procurar que se expandan por toda la nación las fotos de los desaparecidos. Si alguien desaparece hay que pedirle al alcalde y al gobierno que lo busque.
Es intolerable que desaparezcan los niños y no se haya visto a los alcaldes al frente de la manifestación y que reclame mayor seguridad para los habitantes del municipio. Y sobre todo que se dote a la Policía Municipal de medios para velar por la seguridad. INTER-SOS ha puesto una pica en Flandes, pero los políticos han demostrado que siguen tan mal las historias de desaparecidos y los medios de comunicación igual encuentran sitio ahora para dar la información de los que faltan o exigir que los busquen.
INTER-SOS tiene una revista llena de rostros de desaparecidos, caras tristes o asustadas, algunas caras deformes por la enfermedad, el trastorno mental o el olvido. Son caras que necesitan calor humano y esperanza. Y hechos extraordinarios en el Congreso todos los 9 de marzo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar