Barcelona
El psiquiatra
Es lo que necesitaba el equipo. Un psiquiatra más que un entrenador y Quique Sánchez Flores ha ejercido de las dos cosas de manera impecable. Por eso, porque éste no es un club normal en nada, es fun- damental que el sobrino de la Faraona siga sentado en el banquillo del Calderón la próxima temporada. Independientemente de lo que ocurra en Barcelona el miércoles, ya ha quedado suficientemente claro que al vestuario ha vuelto la autoestima por el trabajo impecable de este hombre sencillo, serio y poco amigo de protagonismos.Si se consigue el doblete se habrá coronado una temporada con más sombras que luces de manera magistral, pero si el Sevilla se lleva para su casa la Copa del Rey, tampoco hay que hacer un drama de ello. El Atleti ha vuelto a Europa y se ha traído un trofeo después de casi medio siglo de sequía de títulos internacionales. Si nos hubieran dicho eso en el mes de enero, nos habríamos muerto de la risa. Con unos resultados mucho peores que la mitad de los equipos de Primera División, los rojiblancos han abierto su vitrina de trofeos, cuya llave debía estar oxidada. Otros se han quedado a verlas venir con presupuestos mucho más altos. Aunque él se empeñe en negarlo y darle todo el mérito a los jugadores, lo cierto es que sin Quique es posible que, en lugar de haber tocado el cielo, nos habríamos ido al infierno de cabeza.
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