Julian Temple: «La música ya no puede ser el eje de los movimientos sociales»

BARCELONA- Julian Temple (Londres, 1953) es uno de los pocos gurús del documental musical. Protagonista del movimiento punk londinense, inventó el «mockumentary» musical y fue uno de los pioneros del videoclip. El Festival In-Edit le rinde un merecido homenaje con la proyección de siete de sus películas. Incluye su último trabajo, «London, Modern Babylon».

– Su trayectoria es larga y compleja. ¿Cuáles han sido los mayores errores de su carrera?
– Bueno, rechacé dirigir «Wayne's World», que fue un éxito mundial, así que supongo que eso fue un error. También me equivoqué en el cásting de «Absolute begginers», una película maldita desde el principio.
– «Absolute beginners» salió en 1986 y fue un fracaso sonado. Hoy es una película de culto, ¿qué pasó, tanto han cambiado los gustos?
–En esa época, la jerarquía de la edad estaba muy presente. No estaba bien visto que alguien joven dirigiese una película tan ambiciosa, así que utilizamos los medios a nuestro alcance para empezar a armar revuelo para que nos dieran financiación. Sacamos noticias y entrevistas en revistas como «NME» diciendo que el proyecto sería la bomba. Conseguimos crear tanto revuelo que luego la película fue incapaz de cumplir tantas expectativas.
– ¿Ese fracaso marcó su carrera?
– Por supuesto. Tuve que marcharme durante quince años de Inglaterra porque allí no podía conseguir trabajo. A veces pienso que fue una suerte que fracasase. Si hubiese tenido éxito, sé que hace 20 años me hubiesen encontrado muerto flotando en cualquier piscina de Hollywood.
– Su nombre está muy ligado al punk, con dos documentales dedicados a los Sex Pistols y otro a Joe Strummer, de The Clash.
– Se supone que tienes que hacer una película sobre un tema y pasar a otra cosa, pero creo que aún debería hacer tres documentales más sobre los Sex Pistols. La manera en que se pueden usar los documentos de archivo posibilitan infinitas lecturas. Fue una gran época y eran mis amigos. Me siento orgulloso de ellos, aunque también avergonzado.
– ¿Hay algo que los chicos de hoy deberían aprender del punk?
– Por supuesto, que pueden reclamar su propio futuro, que han de cuestionarse todo y sentirse libres para pensar y hacer lo que crean. Hoy parece que los jóvenes están demasiado encorsetados por lo que se supone que tienen que ser.
– ¿Para qué sirve un documental musical?
– Yo lo veo de forma bastante egoísta. A mí me ayuda a conocerme mejor. Aunque espero que al menos sea útil para comprender mejor el pasado.
– ¿Y no le interesaría filmar un documental de algún grupo actual?
– La gente joven, aquellos para quién esa música es importante, son los que han de hacer esas películas. A mí no me interesa. El problema es que ahora no se siente la música como se sentía antes, no es algo tan central en la vida de las personas.
– ¿Los músicos ya no tienen ninguna carga social?
– Llevamos 60 años, desde el rock n'roll, con los mismos acordes y no hay nada suficientemente nuevo para que levante conciencias. Además, internet ha atomizado los gustos y cada uno está encerrado en su pequeño gueto. Los jóvenes encontrarán nuevas formas de expresión donde volcar sus inquietudes, pero no será más dentro de la música.
– Ahora se atreve con una historia de Londres.
– No hace falta hacer documentales de músicos para hacer documentales musicales. Nací en Londres, es mi ciudad y me interesaba plasmar los cambios que ha sufrido en los últimos 100 años. Ha pasado de ser esa capital de un imperio que quería civilizar al mundo a recibir a todas esas colonias en sus propias calles, cambiando para siempre, lo que no deja de ser irónico. Los jamaicanos nos enseñaron a vivir en la calle, por ejemplo.
– ¿Es la capital musical del mundo?
– Londres fue grande a mediados de los años 60, con el punk, y a principios de los 90. El resto no vale gran cosa.
– ¿Y qué prepara ahora?
– Estoy preparando una película del paso de Marvin Gaye por Bélgica y sobre el enfrentamiento de los hermanos Davis de los Kinks.