El retorno del deseado por Carlos Abella

El hombre se ha salvado. El toreo está de enhorabuena. El torero ha vuelto. Hace un año en la caliente tierra de su querido México estuvo en el trance fatal, con un hilo vital pendiente de la audacia de unos médicos. Ha habido quien durante meses ha dudado hasta de que aquello fuera verdad y hace poco me dijeron que a ver si reaparecía ya para arrimar el hombro. También hubo quien dijo que aquello fue un pinchacito. Sólo él y sus más cercanos saben la titánica lucha de estos largos quince meses por recuperar en silencio la funcionalidad de la extremidad afectada. Y volverá en Valencia, un 23 de julio, para –estoy seguro– seguir arrimándose como siempre y acreditando de su íntima convicción su compromiso con su profesión, su vocación y con la afición, huérfana, no de toreo ni de arte pero sí de esa especial actitud vital, sin concesiones a la galería ni alivio alguno. José Tomás está en la sazón idónea de la vida, consciente ya de su legendario peso en la historia del toreo, y su regreso a los ruedos será la ratificación de su importancia, de su peso en la futura e imprescindible renovación del concepto identitario del torero en este siglo. Bienvenido sea el torero de leyenda y expresemos nuestra alegría por su recuperación humana que tanto nos enriquece.
 

* Director general del Centro de Asuntos Taurinos de Madrid y escritor.