Oviedo

Paulo Bento busca el equilibrio

La Razón
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DONETsk-Juanma Lillo, que lo entrenó en el Oviedo, ya observaba en Paulo Bento las dotes de mando que ahora exhibe como seleccionador. Llegó al puesto como interino, por la negativa del Real Madrid a ceder a Mourinho para los dos primeros partidos de la fase de clasificación de esta Eurocopa, pero después de aquella prueba ya nadie se atrevió a separarlo del banquillo.

Consiguió regenerar en poco tiempo una selección herida por la temprana eliminación en el Mundial de Suráfrica ante España y por la presencia masiva de egos exagerados y de Jorge Mendes. No dudó en desprenderse de Bosingwa y de Ricardo Carvalho, dos futbolistas muy importantes para su selección, por problemas de disciplina, devolvió a Pepe al centro de la defensa e intentó dar un orden más lógico al equipo.

A pesar de que una de sus referencias en el banquillo es Lillo, sus ideas se alejan del juego de elaboración que propone el antiguo técnico del Salamanca o Almería, entre otros equipos. Su idea es eso que los entrenadores llaman equilibrio y que suele alejar al fútbol del espectáculo. Pero así consiguió clasificar a Portugal para el torneo de la repesca y eliminar a la subcampeona del mundo, Holanda, en la fase de grupos.

«Era un jugador con mando, tenía jerarquía y autoridad en el medio centro. Ya se intuía en él a un futuro entrenador. Veía muy bien el juego, una condición básica para un mediocentro, pero, además, era muy disciplinado», recuerda Lillo. Esa disciplina es la que quiere mantener en su selección, pese a que ayer en su comparecencia ante los medios se pusiese la venda arbitral por lo que pueda ocurrir esta noche.

Paulo Bento, que es un hombre tranquilo y moderado, se sumó a la corriente populista, nacida en Portugal, para hablar del colegiado.