Barcelona
Ser decisivo para frenar el nacionalismo
Quiere tener la llave que condicione el gobierno
La ocasión que se escapó en 1995 no se puede escapar ahora. Esta es la conjura de un PP que no ha olvidado aquella vez que con Pasqual Maragall los socialistas estuvieron cerca de verse sorprendidos por una mayoría de centro-derecha. Los populares, con Enrique Lacalle, se quedaron a un solo concejal de poder sumar con CiU la cifra mágica de 21, la de la mayoría en Barcelona. Pero el PP logró 7 ediles, CiU 13 y Maragall, con 16, pudo gobernar y dar el testigo a Joan Clos, a medio mandato. El contexto es favorable para el PP. No sólo porque el PSC lleva doce años de retroceso ininterrumpido en Barcelona, sino porque la marca del PP cotiza al alza, tal y como se vio el 28-N. Hoy es el día para que Alberto Fernández, se haga, al fin, con la llave del gobierno municipal. Podría bastarle con siete concejales, aunque no descarta ocho. Fernández presume de ser un hombre «previsible». Y a fe que lo es. Desde 2003, defiende el mismo proyecto, el de una ciudad más segura, con menos impuestos y más atención social. Si se impone una mayoría de centro-derecha, Fernández pondrá todo su empeño en plasmar un cambio «sin los ingredientes del tripartito», con independencia del resto de pactos municipales y de los intereses del PP en las generales. Hoy es el día en que el PP puede lograr la llave.
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Pasividad ante la tragedia