España
Obama y Smiley por Carlos Rodríguez Braun
El artículo que Smiley publicó en «El Mundo» a propósito de Obama no fue meramente meloso. Por ejemplo, dice del mejorable presidente americano: «Siempre vi en su forma de actuar a un hombre que, ante todo, sabe respetar y escuchar. Las formas forman parte de la esencia de la democracia». Así es Smiley: formas y respetos. Parece que quiere que pensemos que todo, desde los impuestos hasta las prohibiciones, las multas, los controles, el sectarismo de la Memoria Histórica, todas las cesiones ante los enemigos de la libertad dentro y fuera de España, todos los ataques a la familia y la religión, todo integra «el ideal democrático», pero no el respeto a la libertad individual, a los valores y la moral de las personas. Obama es un campeón, como Smiley, de los derechos de los homosexuales, como si la izquierda históricamente hubiera brillado por defenderlos. Todo el discurso apunta a la obediencia de las mujeres y los hombres libres al poder: ésos son los «grandes ideales» de Obama y Smiley, a saber, la legitimación de la coacción democrática, con la patraña habitual de que es buena porque «frenará la fuerza de los otros poderes, ante todo del económico-financiero». Pero no hay más que un poder, ante el que estos héroes quieren rendirnos, y Smiley clama en Europa por «una fuerte Unión política con todas las consecuencias». Todas, oiga. Y algunos insensatos desdeñaron a este enérgico enemigo de la libertad tachándolo de tonto.
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