Asturias
Infantes viento en popa
Constituye una de las principales citas del verano, pero este año es doblemente especial: primero, porque la Copa del Rey Audi Mapfre de Vela celebra su trigésimo aniversario y, segundo, porque el barco más emblemático de la regata, el «Bribón», se jubila después de tres décadas de participación ininterrumpida.
Con esta nota nostálgica, ayer las embarcaciones izaron su velaje en el primer día de competición. Durante esta jornada inaugural no faltaron los miembros de la Familia Real, imprescindibles sobre las aguas de la Bahía de Palma. No sólo porque el Príncipe Felipe y la Infanta Cristina –que vuelve a la competición tras seis años de ausencia– forman parte de los 1.200 participantes que se congregan en el campo de regatas, sino también por las entrañables estampas que la Reina protagoniza junto a sus nietos y que ya se han convertido en las imágenes más perseguidas por los reporteros gráficos.
En esta ocasión, Doña Sofía estuvo acompañada por la Infanta Elena y sus hijos Froilán y Victoria Federica, así como los pequeños de los Duques de Palma –Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene– y su sobrina María Zurita. Subidos a bordo de la lancha «Somni» observaron la competición desde el agua, poniendo especial atención a las salidas de los veleros «Aifos» –que contaba con la Infanta Cristina de timonel–, y el «Hispano» –en el que el Príncipe Felipe también estaba a la caña–.
La Infanta Elena pudo disfrutar de una de sus aficiones preferidas: la fotografía. Desde la embarcación, cámara en mano, plasmó numerosas instantáneas de la regata mientras Doña Sofía volvía a deshacerse en ternura y afecto hacia sus nietos. Toda la familia vestía polos oficiales de la regata –que la Soberana había comprado minutos antes en una tienda del real Club Naútico de Palma– aunque, si bien Doña Sofía y la Infanta elegían unos en color beige, los pequeños de la casa lucían divertidos camiseros de tonos verdosos. Sobre la cubierta de proa, y ataviados con unas simpáticas gafas de colores, Froilán, de 13 años, Juan Valentín, de 11, Victoria Federica y Pablo Nicolás, de 10, Miguel, de 9, e Irene, de 6, contenían las ganas de participar en la botadura observando con unos prismáticos cada detalle. No hay que olvidar que el año pasado los nietos mayores de los Reyes recibieron un curso de vela, y ya comienzan a hacer sus pinitos en el mundo de la naútica para poder compartir una de sus grandes aficiones de la familia.
Eso sí, se echaron en falta a las pequeñas de los Príncipes de Asturias, Leonor y Sofía, que llegarán a Palma en los próximos días junto a su madre Doña Letizia. Otro de los grandes ausentes en la inauguración de la trigésima edición de la Copa fue Don Juan Carlos, que se reunió ayer con el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, en el Palacio de Marivent. Aunque se sabía que la operación de rodilla a la que se sometió a principios de junio le impediría competir, el Rey tampoco pudo asistir a la primera manga del emblemático «Bribón», que tantas veces capitaneó, y que este año arriará sus velas para despedirse de la alta competición. A pesar todo, el velero del armador José Cusí luchará por conseguir su sexto triunfo y batir así su propio récord, ya que es la embarcación con más premios en sus vitrinas. Después de ganar las ediciones de 1984, 1985, 1993, 1994 y 2000, una nueva victoria sería la más dulce despedida para el equipo.
En la misma categoría que el Bribón, «IRC A» compiten el «Hispano» del Príncipe de Asturias –recién bautizado con este nombre tras haber perdido el patrocinio de Caja Mediterránea– y el «Aifos» de la Infanta Cristina. Don Felipe conversó animadamente con Cusí desde las respectivas cubiertas de sus embarcaciones antes de dirigirse al campo de regatas. Asimismo, el Príncipe, ataviado con un polo azul y blanco, posó junto a su equipo antes de zarpar, al igual que lo hizo la Infanta Cristina, vestida de color blanco, con los miembros del «Aifos».
Una regata VIP
La llegada de la Familia Real a las instalaciones del Club Naútico es uno de los acontecimientos estrella del verano en Palma. Este año, la Reina y el Príncipe llegaron a las instalaciones deportivas en un automóvil que conducía Don Felipe, junto al que han estacionado el coche en el que la infanta Elena llevaba a sus hijos y el que conducía Iñaki Urdangarín, con su esposa y sus cuatro niños. El presidente del Náutico, Matías Salviá, y el del Comité Organizador de la Copa, Javier Sanz, les recibieron en las escaleras de entrada. Sanz dirigió un agradecimiento especial a la Casa Real: «Por su vinculación al club, a la regata y a la isla». «Los mallorquines estamos en deuda con ella». Asimismo, comentó que esta Copa deja claro que «el binomio deporte y turismo es posible y rentable». Un hecho que salta a la vista si se observa con detalle la nómina de asistentes que han pasado por las gradas de la regata y que, incluso, se han aventurado a subirse a bordo de los veleros: miembros de la nobleza europea, empresarios, deportistas, celebridades de todo tipo y hasta ex presidentes del Gobierno. Una de las visitas más aclamadas fue la de Lady Di y su esposo, el príncipe Carlos, que causaron sensación en sendos viajes en 1986 y 1987, en los que la Familia Real ejerció como anfitriona de los herederos ingleses. A orillas de las aguas de la Bahía también se dejaron ver Antonio Banderas y Melanie Griffith, una de las parejas más queridas del país, así como las modelos Nieves Álvarez y María José Suárez y la presentadora Anne Igartiburu, entre otros. También Julio Iglesias, junto a Agustín Pinillos y Alfredo Fraile, protagonizó en 1983 una de las visitas más entrañables de la Copa, en la que entregó seis millones de pesetas –recaudados en un concierto benéfico– para la Fundación Reina Sofía.
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