Casa Real
A toda vela por Andrés Merino
En España, como en la mayoría de las monarquías europeas, la Constitución no regula un elenco detallado de funciones del heredero del trono, lo que motiva en la opinión pública una noción muy genérica de su tarea en el marco de la Corona. Don Felipe y Doña Letizia participan en el día a día de la primera institución del Estado, presidiendo actos con los que se hacen presentes y toman mayor contacto con la realidad del país. Pronunciando discursos llenos de contenido, llamativamente poco difundidos y menos analizados.
Don Felipe y Doña Letizia viven expuestos, con toda lógica, a los medios. Pero no se tiene noticia de –o no se viene difundiendo hasta la fecha– de que el Centro de Investigaciones Sociológicas haya incorporado en sus encuestas preguntas sobre la evolución, primero de Don Felipe, y desde 2004, también de Doña Letizia y su relevancia como figuras de primer orden en nuestro país. Por eso es especialmente valioso que un diario como «LA RAZÓN» lo haga, con resultados que confirman una muy positiva percepción general. Ir a toda vela no significa que no quede nada por hacer. Los Príncipes lo saben, como demuestra que cada acto trazado desde la Casa de S.M. el Rey siga preparándose de forma minuciosa, midiendo con precisión su asistencia individual o conjunta, la conveniencia de celebrar las audiencias en el propio palacio de la Zarzuela, la duración de las mismas...
Quizá pocos reclamen estar puntualmente informados de la necesidad de que sea el propio Rey quien firme un Real Decreto para que Don Felipe viajara, el pasado 28 de julio, en representación de España a los actos de toma de posesión del Presidente del Perú. Pero que no está de más recordar que son ya 58 veces las que el Príncipe ha cruzado el Atlántico para lo mismo. Por ejemplo.
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