Un Gobierno para Europa

La crisis de la deuda ha sacado a relucir lo peor de la Unión Europea, algo que tarde o temprano tenía que suceder habida cuenta de la escasa solidez de sus estructuras. Se está diciendo que Europa se rompe y que el euro desaparecerá y volveremos al modelo semi-feudal del viejo continente. Podría ser, porque los intereses de las naciones son inmensos, aunque no lo veo muy factible con la actual configuración del mundo, en bloques potentes en los que nada pueden los Estados pequeños. Es verdad que una Alemania unificada, con más de 80 millones de habitantes y una maquinaria económica poderosa, puede salir adelante por sí misma y codearse con EEUU, China, Rusia, India o Brasil. El problema es que le falta espacio. Para colocar sus valiosos bienes necesita un mercado tan extenso como el de la Unión, pues de otra manera no podrá competir con las demás hiperpotencias.

Por eso creo que volver al pasado no puede ser una buena opción ni para Alemania ni para el resto. Alemania es hoy menos europea que antaño, y eso desde luego constituye un problema. Pero en el fondo también los alemanes saben que fuera de la UE todo es más complicado, es volver a las rencillas de la provecta Europa, que a la postre acabaron en dos guerras mundiales que ellos perdieron. Es verdad que el hombre es el único animal que tropieza dos y hasta tres veces en la misma roca. Y también lo es que hay mucha gente hoy en la República Federal instando a retroceder en el camino andado para ir otra vez en solitario, de la mano del marco.

Una solución de ese tipo convulsionaría el mundo y a la postre sería peor, bajo mi punto de vista, incluso para la Alemania unificada. Por eso entiendo que la única solución, la mejor, es avanzar en la UE tomando medidas encaminadas a la Unión política para constituir un verdadero gobierno con capacidad de decidir, controlar, sancionar o resolver en el sentido que sea en cualquiera de los territorios federados.

Lo que nos está pasando con la deuda sucede porque no hay una auténtica autoridad económica que impida a países como Grecia o España endeudarse por encima de sus posibilidades y tener déficits insoportables.

Europa y el euro sólo sobrevivirán si progresan hacia un auténtico modelo federal, huyendo de la actual estructura confederada, carísima de mantener amén de ineficiente. Eso significa que debe haber un gobierno único para toda la Unión Europea, un presidente elegido en comicios libres, una autoridad monetaria para el territorio completo y un Parlamento que legisle de verdad, cuyas leyes sean preservadas y desarrolladas por los países. Con todas las consecuencias y sabiendo que eso implica que Francia, Alemania, Italia o España pasan a ser Estados federados, sometidos a la autoridad superior del presidente y las instituciones de la UE, con un mismo Ejército, una misma política exterior e igual marco fiscal. Si esto no es así, la Unión Europea se difuminará y el euro, tal y como hoy lo conocemos, acabará teniendo los días contados.