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El poder de la imaginación
¿Quién no ha soñado alguna vez de niño con un mundo de fantasía o ha tenido amigos imaginarios? Es el caso de «El hombre cerilla», un cuento que nos sitúa en la mente de un niño, Simone, y en la realidad paralela que teje tras la dolorosa pérdida de su madre: ser capaz de encontrar un personaje escurridizo que camina de noche por el bosque y que sólo es capaz de ver él. La ópera prima de Marco Chiarini surgió en 2005 y tuvo que vencer numerosos obstáculos para su realización: «Se nos acabó el dinero y tardamos tres años en hacerla realidad», ya que fue en 2009 cuando se estrenó en Italia. Para él, «esta película es algo extraordinario, una historia fantástica, una cinta que ningún productor quería hacer por lo complicado de su historia» y tuvieron que recrear algunos aspectos de la película: «Doblamos nuevamente a los personajes y creamos los efectos de sonido de forma artesanal porque no encajaban, cambio que le aportó un valor añadido porque los sonidos debían ser de madera».
Los castigos a Simone
La obra fue nominada a los premios Donatello en 2010 en las categorías de mejores efectos especiales y director novel. «La película se desarrolla en el campo, donde la infancia era más dura y difícil, la vida en ambos entornos no se parece en nada. La educación que se recibe en el campo es distinta, los castigos que reciben los pequeños no son habituales. Pero la relación entre el padre y el hijo no es mala, es lo fundamental. Contentar a su padre es el objetivo final de Simone», aclaraba el director.
El filme es un reflejo de su propia infancia, de aquellas historias que vivió de pequeño, y así lo reflejó en una novela previa basada en la película que financió el rodaje del filme. Es una historia de cómo un niño es capaz de montar un mundo alternativo, en el que criaturas fantásticas salen de los cuentos para narrar su propia historia. Un mundo en el que un niño puede conseguir convertir en realidad sus más profundos deseos.
El detalle
UN GUIÑO A PINOCHO
Chiarini ha dedicado numerosos guiños cinematográficos a grandes autores y películas en su primer filme. Un ejemplo lo encontramos en los efectos de sonido, que debían recordar a la madera, en claro homenaje al Pinocho de Collodi. Otro ejemplo es el de Ocram, que nace viejo y muere como recién nacido, y que lo emparenta con la obra de F. Scott Fitzgerald.
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