Austria

Berlín también quiere imponer su ley en la batalla por el presupuesto de la UE

Cameron amenaza con «reventar» el acuerdo si la cifra pactada no conviene a los intereses británicos 

La Razón
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Bruselas- Ante el temor a un fracaso mayúsculo en la próxima cumbre extraordinaria sobre el presupuesto común, que se celebrará los días 22 y 23 de noviembre, para decidir el dinero que tendrá la UE en el periodo 2014-2020, la canciller germana, Angela Merkel, ha iniciado una campaña de «concienciación» entre las capitales. Ahora mismo, tanto Reino Unido como Francia han amenazado con vetar las cuentas si éstas no se adecuan a sus reclamaciones, pero Berlín, el máximo contribuyente a la hucha europea, quiere controlar los números comunes y que nada ni nadie se salga del guión que escriba su canciller.

Por el momento, la oferta sobre la mesa hecha por la presidencia chipriota supone un «tajo» de 55.000 millones de euros sobre la propuesta de la Comisión de julio pasado, que se elevaba a 1,033 billones para esos siete años, es decir, un incremento de cerca del 5% sobre presupuesto 2007-2013.

«Nuestro objetivo era responder a un doble desafío: usar el presupuesto como motor crecimiento y tener en cuenta las circunstancias especiales que atravesamos», manifestó un portavoz de la presidencia, que puso de relieve que éste era el punto intermedio entre los que quieren aplicar recortes de hasta 200.000 millones euros y los que apoyan la propuesta de la CE. De progresar el último borrador, habría recortes en casi todas las políticas, incluidos 13.600 millones menos en infraestructuras. En políticas de cohesión, la merma sería de 12.000 millones y en la Política Agraria Común 11.000 millones, de los cuales 3.400 millones son de las ayudas directas a los agricultores.

Merkel ha reconocido que, de cara a la cumbre de líderes, es normal que los distintos países traten de «marcar el terreno», ya que sobre la mesa se pondrá un plan de gasto de aproximadamente un billón de euros, pero lanzó una advertencia a navegantes: «No quiero más vetos, no ayudan a lograr una solución». El panorama se divide entre los cuatro «duros» de la austeridad: Reino Unido, Finlandia, Holanda y Austria, y aquellos que necesitan las ayudas para salir de la crisis o crecer al nivel de la media europea: Polonia, España, Portugal o Grecia. Para limar asperezas, Merkel visitará la próxima semana al primer ministro británico, David Cameron.
Sin embargo, el margen de maniobra de éste deja mucho que desear, pues pende sobre él con la espada de Damocles que los diputados euroescépticos le pusieron la semana pasada en la Cámara de los Comunes, al perder su propuesta para la negociación europea. De nada le sirvieron sus buenos propósitos. «En el mejor de los casos querríamos un recorte; en el peor, una congelación, y estoy preparado para usar el veto si no logramos un acuerdo bueno para Reino Unido», advirtió Cameron en el Parlamento. «Nos interesa intentar un pacto, porque una congelación de siete años mantendría nuestras facturas bajas comparado con presupuestos anuales», agregó. Si no hay acuerdo, quedarían prorrogadas las cuentas actuales.