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A 110

La Razón
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Desde Madrid a Bilbao, por toda la orilla. Salimos a las doce del mediodía, con tiempo para llegar a la gala de la Asociación de la Prensa Deportiva de España, en el teatro Arriaga, a las ocho de la tarde. A 110 por hora, por autovía y autopista de peaje, atentos a las relucientes señales, a la cosecha de radares, que saltan a los 125 kilómetros por hora, todo un detalle que te den un margen, por si te olvidas de frenar bajando el desfiladero de Pancorbo. A esa velocidad es posible incluso entablar conversación, y no precisamente por teléfono móvil, que está sancionado, con los del coche de al lado.

Una vez en el Bocho, se habla de Edurne Pasabán, de Marc Márquez y de Toni Elías, de Vicente del Bosque y Ángel María Villar, de las chicas de la sincro, de Blanca Manchón, algunos de los premiados; también del partido de vuelta de los octavos de la «Champions» que hoy van a disputar el Barcelona y el Arsenal de Cesc en el Camp Nou, ¡qué espectáculo!; y, sobre todo, de Cristiano Ronaldo. Sí, aunque no jugó contra el Racing de Santander o, precisamente, por eso.

El primer tiempo del Real Madrid en El Sardinero fue un lujo. Catorce tiros a puerta, dos palos, dos goles... Fútbol combinado, profundidad, dominio del balón y de todas las parcelas del campo, virtudes que adornan al Barcelona de Guardiola y que el Madrid de Mourinho por un día hizo suyas. Y no jugaba Ronaldo. Con él, el equipo aparece de otra manera, más vertical y menos vistoso, no recibe tantos piropos. ¿Es, por tanto, mejor jugar sin él? Aunque sea el tema de conversación, que a 110 da para ello, no. Cristiano tiene que jugar siempre, aunque no sea imprescindible. Demostrado queda.