Estados Unidos
El mayor estudio del genoma del cáncer completa el análisis del tumor de ovario
El mayor estudio sobre el genoma del cáncer, denominado Atlas del Genoma del Cáncer (TCGA, por sus siglas en inglés) y desarrollado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, ha analizado los cambios genómicos del cáncer de ovario.
Este trabajo proporciona la visión más completa de los genes del cáncer conseguida hasta la fecha. Sus resultados, conseguidos tras analizar adenocarcinomas serosos de 500 pacientes, se publican el próximo 30 de junio en la revista especializada 'Nature'.
El adenocarcinoma seroso es la forma más prevalente de cáncer de ovario. Causa el 85 por ciento de las muertes por cáncer de ovario.
Los investigadores del TCGA completaron la secuenciación del exoma completo, que examina las regiones de codificación de proteínas del genoma, en un total de 316 tumores. También completaron otras caracterizaciones genómicas en estos tumores y otras 173 muestras.
Según el director del NIH, Francis Collins, "este estudio histórico está produciendo impresionantes descubrimientos sobre la biología de este tipo de cáncer".
"Podría ayudar a los investigadores del cáncer a realizar avances adicionales que nos ayudarían a tratar a las mujeres que sufran esta enfermedad mortal. Además, ilustra el poder de lo que surge de la investigación que se realiza en el TCGA", añade.
Entre los hallazgos logrados está la confirmación de que las mutaciones en un único gen (TP53) están presentes en más del 96 por ciento de todos estos tipos de cánceres. El TP53 codifica una proteína supresora tumoral que, normalmente, previene la formación del cáncer.
Mutaciones en este gen trastocan el funcionamiento de esta proteína, lo que contribuye al crecimiento incontrolado de las células ováricas. Además, se identificaron una multitud de mutaciones menos frecuentes en otros genes.
Asimismo, los investigadores del TCGA establecieron cómo grupos de genes se expresan de un modo por el que se puede predecir la supervivencia del paciente, identificando patrones para 108 genes asociados con una baja tasa de supervivencia y 85 genes asociados con una supervivencia mayor.
Los pacientes cuyos tumores presentan una firma de expresión genética asociada con una baja supervivencia viven durante un tiempo que es un 23 por ciento más corto que el periodo de supervivencia de los pacientes cuyos tumores carecen de esta firma.
La tasa de supervivencia global a cinco años para el cáncer de ovario es del 31 por ciento, lo que significa que el 69 por ciento de los pacientes diagnosticados este años podrían no llegar a 2016, un dato que subraya la urgente necesidad de comprender mejor esta enfermedad.
Para el director del National Cancer Institute (NCI), Harold E. Varmus, cuya organización participa en este proyecto dentro de los NIH, "los nuevos conocimientos sobre los cambios genómicos del cáncer de ovario han revelado que la catálisis molecular de esta enfermedad no se limita a pequeños cambios que afectan a genes individuales".
"También son importantes los grandes cambios estructurales que se producen en los genomas de estos cánceres. Los investigadores del cáncer puede utilizar este conjunto global de conocimientos para mejorar la comprensión de la biología del cáncer de ovario y también el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad", asevera.
Para identificar oportunidades para encontrar tratamientos dirigidos a esta diana, los investigadores buscan fármacos ya existentes que puedan inhibir genes amplificados o sobreexpresados que pudieran jugar algún papel en el desarrollo del cáncer de ovario.
En concreto, identificaron 68 genes a los que podrían dirigirse fármacos aprobados ya por las autoridades del medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) o compuestos en desarrollo.
Han visto también que sólo un tipo de fármaco, los inhibidores de PARP, podrían ser capaces de contrarrestar al gen reparador el ADN observado en la mitad de los tumores de ovario estudiados. Este estudio ha revelado también que el 50 por ciento de estos tumores podrían responden ante fármacos que se aprovechan de la inestabilidad genética de los tumores e inducen a morir a las células cancerígenas.
Los resultados de este trabajo respaldan la teoría de que existen cuatro subtipos diferentes de esta enfermedad, basados en los patrones vistos en la transcripción del ARN del AND.
Asimismo, apoyan la existencia de cuatro subtipos basados en los patrones de metilación del ADN, una reacción química en la que una molécula pequeña denominada grupo metil se añade al ADN, alterando la actividad de los genes individuales.
Estos patrones podrían reflejar los cambios funcionales asociados con el adenocarcinoma seroso de ovario, pero no están asociados claramente con el tiempo de supervivencia.
Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que están asociados con algunas formas de cáncer de mama, también suponen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de ovario. En este estudio, aproximadamente el 21 por ciento de estos tumores mostraron una mutación en estos genes.
El análisis de estos tumores confirman también que los pacientes con los genes BRCA1 y BRCA2 mutados presentan mejores tasas de supervivencia que los pacientes sin mutaciones en estos genes.
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