Internacional
Técnica para otro hombre
He leído que unos alumnos de Informática de la Universidad Pontificia de Salamanca han diseñado un teléfono móvil capaz de detectar caídas accidentales de sus usuarios. Sin necesidad de que estos se sirvan de él, el móvil alerta a los servicios de urgencia. Un invento como éste abre, sin duda, el camino para un empleo plenamente humano de la técnica. La técnica ha estado siempre al servicio del hombre desde los orígenes de la umanidad. Pero su misma condición instrumental, auxiliar, servicial le ha puesto en el centro de todas las tentaciones humanas. Y es que los hombres no caeríamos en tentaciones si no dispusiéramos de medios para caer en ellas. Estos medios han sido siempre técnicos, desde los tiempos en los que el hacha de piedra sirvió para matar. Es verdad que podemos usar el puño desnudo para herir o matar. Pero distintivo de la hominización es la fabricación de instrumentos. El hombre se distingue de las demás especies porque es capaz de fabricar útiles. Podríamos decir que el hombre se siente a sí mismo «útil» desde los albores de la civilización y que, por ello, puede mirar el mundo desde una perspectiva práctica utilitaria. Los seres humanos hemos llegado a dominar con nuestra mano el mundo. Pero dominar el mundo es el centro de todas las tentaciones. Domina a los señores del mundo como domina siempre el centro de todo cuanto, expulsado del mismo, se reduce a periferia. Y así, el moderno desarrollo técnico ha creado la periferia del mundo subdesarrollado. El poder necesita súbditos. Pero cuando el hombre cultiva una técnica ya no para usos prácticos sino humanitarios, nace otro hombre. El hombre nuevo nace en la periferia de los centros de poder. En ámbitos como esa institución católica que es la Universidad Pontificia de Salamanca.
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