Estreno

«Agnosia» : ojos que no ven

Es curioso ver a Eduardo Noriega en un papel en el que no es ni el malo ni el seductor canalla. Más bien al contrario: Carles, su álter ego en pantalla, es un sufrido y ordenado esposo en la Barcelona industrial de finales del siglo XIX que no sospecha siquiera que le ronda la tragedia escondida tras una conspiración

 
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Claro que nada en «Agnosia» es típico: el segundo largometraje de Eugenio Mira utiliza la enfermedad del título, una rara afección que nubla los sentidos y no permite conocer la realidad –agnosia es, literalmente, «no saber»– para narrar un thriller de espionaje industrial y amores a tres bandas, los que protagonizan Noriega, Bárbara Goenaga (Joana, su prometida en la ficción) y un buscavidas enamorado con el rostro de Félix Gómez.

«Lo que caracteriza a la película es la mezcolanza de géneros. Es extraña en el mejor sentido de la palabra, difícil de clasificar», reconoce Eduardo Noriega. «Empieza como una película de aventuras clásicas, luego sale a la superficie la trama de espionaje y se convierte en una cinta de suspense, y termina derivando hacia una historia de amor imposible, una tragedia romántica».

El desconocimiento

Explica el intérprete cántabro que «la agnosia es una lesión física, que afecta al área que administra la percepción de los sentidos, y quien la sufre tiene problemas para reconocer caras, objetos, sonidos...». Es lo que le ocurre a Joana, y unos empresarios sin escrúpulos tratarán de aprovecharse de un método que debía curarla para hacerla vivir un engaño y arrancarle un secreto industrial. Agnosia significa desconocimiento, y en este caso es la excusa, como en «Vértigo» o «Memento», sobre la que se arma la conspiración». «Hay mil grados de agnosia. Todos podríamos tener uno leve, como cuando no recordamos la cara de alguien», cuenta Noriega, y recuerda que el documental de Joaquím Jordá «Más allá del espejo» abordaba este mal, como el libro de Oliver Sachs «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero». Aunque para preparar el papel se fue a Galdós, a «Tormento»: «Me ayuda leer historias escritas en la época».

Y sonríe cuando se le pregunta por la «agnosia» de la industria: «Hay mucha, sí: lo que más desconocemos en el cine español tiene que ver con la parte de venta, marketing y promoción.

Todavía no hay una mentalidad de inversión para sacar réditos. Y eso los americanos lo hacen muy bien. Ahí estamos aún en pañales. Además, es necesaria la autocrítica para escribir mejores historias y conectar con un público que no siempre está de nuestro lado».