Los Ángeles
Jazz en el nombre del padre
Dicen que la culpa de todo la tiene su padre. Porque Kyle Eastwood (Los Ángeles, 1968) hacía los deberes mientras su progenitor, Clint, machacaba todas las tardes con los discos de Thelonious Monk y Miles Davis. Aunque claro, si tu madre también toca el piano y tu abuela fue profesora de música, estás condenado. «La verdad es que mis recuerdos de infancia son muy musicales, pero de todo tipo. Me gusta mucho el funk, R&B, James Brown, Earth Wind and Fire, Marvin Gaye, Stevie Wonder...», asegura Kyle Eastwood desde su domicilio de París, y se atasca cuando se le pregunta si le gustan los grupos más modernos: «Claro que me gustan... como Radiohead, Jamiroquai... ¿quién más...?». La carrera del vástago de Eastwood no ha sido un paseo con el apellido. Su trayectoria parte de los locales de jazz de la escena americana y de una formación seria como bajista y contrabajista, y por los festivales del género en Europa le han permitido forjarse una carrera seria a los ojos de los críticos con un estilo de influencias muy diversas. Publicó su primer disco, «From Here to There», en 1998, pero no volvió a editar álbum hasta 2004. «Creo que ahora voy en la dirección correcta», afirma el músico, que en cada disco cambia el punto de vista. «Para mí la inspiración es viajar y visitar otras culturas.
Cuando regreso, surgen las ideas delante del piano», cuenta. En su último disco, «Songs from the Chateau», ha grabado una canción llamada «Andalucía», inspirada en el flamenco y el arte de Paco de Lucía.
En 2002, Eastwood hijo firmó parte de la banda sonora de la película «Mystic River» con su compañero de quinteto ocasional Michael Stevens, y después llegaron las de «Million Dollar Baby», «Cartas desde Iwo Jima», «Banderas de nuestros padres», «Gran Torino» e «Invictus». «No siento una presión especial por trabajar para mi padre. En realidad, es bastante fácil porque es alguien que disfruta con su trabajo y, aunque espera siempre que trabajes duro, aprecia que disfrutes con el tuyo».
Actor fugaz
En 1982, Kyle tuvo un papel secundario en la película «Honkytonk Man», dirigida por su padre, que trata sobre la última oportunidad de un cantante para grabar después de una vida dedicada a la música sin reconocimiento. Tras aquello, no sucumbió a la interpretación, aunque sí al cameo musical. Kyle aparece fugazmente en «Los puentes de Madison» tocando el contrabajo como miembro de la James Rivers Band. Ya le había dicho a su padre que él sería músico de jazz. «Nunca le pareció mal. Al contrario, le hizo feliz por su enorme interés por el jazz, siempre que mis intenciones fueran serias».
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