Valencia
Cafetería Maiquez una parada muy dulce por Antonio Parra
Hay marcas reconocibles. La cafetería-confitería Maiquez es una de ellas, desde los años sesenta, aunque desde hace tiempo se ubica en Ronda de Levante, esquina con Marqués de los Vélez, junto a la consejería de Sanidad. Su divisa son, desde luego, los dulces y pasteles, de los mejores de Murcia, destacando una empanada para llevar en porciones y, sobre todo, los clásicos pasteles de carne, que se sirven en dos tamaños y con relleno especial si se desea. En esto de los pasteles de carne hay en Murcia mucho rollito, mucho pastel prefabricado, congelado y etcétera. Aquí se van haciendo en el obrador propio varias veces al día y, quizás con menos fama que otros, son, a nuestro parecer, de los dos o tres mejores que pueden encontrarse en toda la ciudad.
Pero el Maiquez es hoy muchas más cosas. Es también cafetería-restaurante, con variados desayunos y almuerzos que nutren a los funcionarios de Sanidad, a visitantes del cercano hospital «Morales Meseguer» y, en general, a un público de paso o fijo variado y de todas las edades, dependiendo de la hora del día. En esto el local es corriente, no destaca especialmente, se trata de cocina de emergencia, bocadillos y minibocadillos, tapas variadas (destaca quizás un bacalao encebollado riquísimo), tostadas con muy buen pan (también hecho en la casa), y todo a precios más que razonables. Por supuesto, una antigua referencia de la casa, los churros con chocolate. Hay también un menú diario a 6.95 (bebida no incluida) aceptable, aunque justo de cantidades y variedad. Bueno para salir del paso y acallar unas horas el estómago.
Pero la joya de la casa en menú del día es el cous-cous, así llamada en su terminología francesa que ha hecho fortuna (cuscús para los castellanohablantes, al-Kuskus en árabe bereber) una sémola de trigo muy popular ya en todo el mundo, y que es básica en la cocina de los países del Magreb. Aquí se hace de cordero y no hay un día fijo. Es siempre miércoles, pero puede ser cada quince días o una vez al mes, depende. Lo avisan previamente con cartelitos en el local. Si puede y se entera, reserve ese día para comer, pues mucha gente lo hace y con frecuencia se agota.
Como maestra cuscusera está Nadira, una chica de origen marroquí que lo hace al más viejo estilo del Rif, una auténtica delicia. Quizás el secreto está en que la salsa que da sabor a la sémola, carne y verduras viene ya mezclada. Quienes esto firmamos hemos comido muchos cuscús en los países del Magreb, y los hemos comido allí también muy malos, como hemos comido tal vez la peor paella del mundo, en alguna ocasión, en Valencia. El plato central viene precedido por una denominada «ensalada bereber» (verduras cortaditas en trozos muy pequeños con cilantro verde) y, sobre todo, una pastela individual que es una verdadera exquisitez, un bocado para degustar y recordar, crujiente, con la canela justa (a veces en Marruecos la sirven con demasiada canela). El relleno puede variar, pero el más frecuente es el de pollo. No se la pierdan.
Una vez jubilado el fundador de la casa, el local está regentado por cuatro hermanos. Tres hermanas, Conchita, Menchu y Susana, laboran en la trastienda todo el día preparando dulces y pasteles constantemente. Susana se encarga especialmente de una peculiaridad casi única en Murcia, los dulces pintados, con colores divertidos, especialmente decorativos. De cuando en vez ofrecen cursos para decorar dulcería.
El trato general es amable, educado y diligente. Allí le atenderán, entre otros, la citada Nadira, Jose, Eva o Miguel. En fin, un lugar ideal, si se mueve por la zona, para hacer un alto en el camino, agradable y muy dulce, aunque no falte lo salado. El Maiquez, un lugar con muchas décadas de experiencia.
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