España
Marcelino Iglesas: «El PSOE está muy en orden No está dividido ni fraccionado»
No es Pajín ni Blanco ni tiene parecido con ninguno de los secretarios de Organización que haya tenido antes el PSOE. Él es aún barón y pone voz al sentir territorial del socialismo. Y aunque no lo admite, su nombramiento fue consecuencia de un mar de fondo que, tras diez años de poder absoluto, empezaba a cuestionar la forma en que Zapatero mandaba en el PSOE. ¿Su objetivo? Profundizar en la interlocución entre Ferraz y los barones... y «salir vivo» de este trance.
–¿Cómo le sienta el traje de secretario de Organización?
–Bien, porque Leire Pajín me dejó las cosas muy bien preparadas. La casa estaba muy en orden.
–¿Su nombramiento tuvo algo que ver con las críticas de los barones porque Zapatero no les hacía partícipes de la estrategia política?
–Lo que pretende Zapatero es que la dirección del PSOE tenga una interlocución permanente con los secretarios generales y con los presidentes autonómicos.
–¿No la había hasta ahora?
–Digamos que ahora queremos profundizar en eso.
–Dicen que será José Blanco y no usted quien lleve las riendas del trabajo orgánico.
–Me entiendo bien con Pepe Blanco. Conoce muy bien la organización de este partido y, sobre todo, cómo funcionan las campañas electorales. Tengo la gran suerte de que dirija el Comité Electoral. No tengo ningún problema de entendimiento con él.
–¿Qué cree que falló entre Blanco y Pajín?
–No me consta que fallara nada.
–Pues algo debió de fallar para que Pajín, que fue una apuesta personal de Zapatero, haya vuelto al Gobierno….
–Yo estoy trabajando sobre lo que ella ha construido. Este partido no está dividido ni fraccionado, más bien está muy cohesionado.
–¿Con la última remodelación de Gobierno, Zapatero ha escrito la primera página del postzapaterismo?
–No, Zapatero está en su mejor momento. Es un presidente que ha demostrado que sabe gobernar en momentos de crecimiento económico y también que es capaz de tomar decisiones en momentos difíciles.
–Pues su credibilidad está por los suelos.
–Todos los gobiernos del mundo están pasando por un momento económico difícil y sus presidentes tienen menor aprecio entre los ciudadanos que hace dos años. Zapatero no es una excepción. Pero le diré que tenemos un ejemplo bien reciente, Grecia, donde un Gobierno socialista acaba de ganar unas elecciones locales y autonómicas, habiendo hecho una política de ajuste más dura que la nuestra. Lo han explicado bien y la gente lo ha entendido. Nosotros también tenemos tiempo para remontar.
–Hay voces socialistas que apuntan que el problema no es la marca, sino Zapatero, ¿para que el PSOE gane en las elecciones de 2012 tendrán que cambiar de candidato?
–Estoy seguro de que nuestro candidato será Zapatero. Es el que debe ser y es nuestra mejor baza. Los ciudadanos no juzgarán a sus gobernantes por quién ha generado la crisis –que es evidente que no la ha generado Zapatero–, sino por las decisiones que hemos tomado para salir de ella. Y Zapatero ha tomado decisiones en la dirección correcta.
–Sin embargo ha perdido el optimismo y esta semana ha dibujado un panorama económico sombrío. ¿Hay riesgo de contagio tras el rescate de la UE a Irlanda?
–El presidente ha explicado con sinceridad la realidad del país y la absoluta confianza en la capacidad de España para superar la crisis. También, el convencimiento de que no es comparable nuestra situación con la de Irlanda, opinión con la que coinciden las principales autoridades económicas europeas y el FMI.
–¿Hay motivos para que el PSOE hable de espíritu de remontada?
–He visitado en estas tres semanas muchas federaciones y el cambio de Gobierno ha sido un revulsivo. Lo he notado en los dirigentes del partido, pero también en nuestros simpatizantes y votantes, que quieren tener razones para seguir apoyándonos, y este cambio de Gobierno se las ha dado.
–¿Y la posición del Gobierno en el conflicto del Sáhara no ha acabado incluso con el «efecto Rubalcaba»?
–El Gobierno ha actuado con responsabilidad, sabiendo que Marruecos es una prioridad en la política exterior y que en España hay una sensibilidad muy especial con el Sáhara. Ya hemos dicho que lamentamos estos hechos y exigimos que Marruecos sea respetuoso con los derechos humanos, que deje trabajar a la Prensa y que queremos saber qué ha pasado para tener una posición definitiva. Nuestra posición no perjudicará para nada al Gobierno
–¿Por qué lamentan pero no condenan?
–Si pudiéramos resolver el problema usando un término concreto, ya lo hubiéramos hecho. A veces usar un término concreto lo que hace es complicar más el problema en lugar de resolverlo. Si España pierde capacidad de interlocución con Marruecos, sería más difícil buscar una solución para un conflicto enquistado desde hace más de 30 años.
–¿Las elecciones catalanas son el primer test electoral de Zapatero o sólo se juzga la gestión de Montilla y el tripartito?
–Los ciudadanos saben diferenciar muy bien lo que deciden en cada elección. El 28-N sólo se examina el Gobierno de Cataluña. Y le diré una cosa: el PSC tendrá mejor resultado que el que dicen las encuestas.
–Entonces, ¿Zapatero no se juega nada?
–No se examina.
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