Fútbol

Santander

Cristiano prescindible

Al primer tiempo del Real Madrid en Santander sólo le faltó Emma Thompson para dibujar el idílico paisaje de «Sentido y sensibilidad». Qué plasticidad. Y no estaba Cristiano Ronaldo. Con un 4-1 (Alonso)-3 (Di María, Granero, Özil)-2 (Benzema, Adebayor), a Mourinho le respondió el equipo al mil por ciento y el aficionado al fútbol en general y el madridista en particular creyó ver trazas del Barça.

Karim Benzema celebra su segundo gol
Karim Benzema celebra su segundo gollarazon

De ahí el 0-2 antes del descanso, y dos tiros al travesaño; luego espabiló el Racing, que había desperdiciado un penalti, y Ali Syed recobró la sonrisa y poco más con el gol de Kennedy, entre el humo de los puros de Revilla y Pernía y la cara de asombro de Florentino Pérez, que recuperó la tranquilidad con el segundo gol de Benzema, el 1-3 definitivo.

En ausencia de Cristiano Ronaldo, Xabi Alonso lanza las faltas, bien, por cierto –la primera que tiró se la repelió el larguero (min 13)–; sin «CR7» el Madrid combina más, juega al fútbol y no pierde profundidad, qué va. Puede que en el nuevo estilo madridista influyera la candidez del Racing, un amigo. Le duraba el balón un suspiro, menos que nada, y Lacen, Kennedy y Colsa confundían las camisetas en cada entrega. Con viento a favor, el equipo de Mourinho se convirtió en galerna (del Cantábrico) y antes de cumplida la media hora ganaba 2-0. El salto de Ali Syed en el palco se antojaba un imposible y el de Florentino Pérez no se produjo.

Perdonen las molestias, y la reiteración y el lugar común, porque Cristiano no es una hipoteca, una carga, sino todo lo contrario; pero es que al temor de afrontar un partido sin él sucedió una de las mejores primeras partes del Madrid en lo que va de temporada. Alonso, el temple, el lanzamiento preciso, ideas en ebullición, encontró un punto de apoyo creativo en Granero; Özil multiplicó la magia que suele nacer de sus botas; Benzema jugó sin buscar constantemente a Ronaldo, como si cuando el portugués juega él sólo tuviera que estar pendiente de ese foco, y mejoró las prestaciones. Di María, en su línea, aunque menos intensivo porque tenía menos que correr; y Marcelo, en su salsa, crecido y adelantado. En suma, un Madrid vistoso, sin complejos y atrevido. Benzema empezó pronto a rematar, a los 5 minutos, se le fue alto, como Adebayor y a Di María, quienes no tardaron en imitarle porque enfrente la resistencia era ambigua o nula. El Racing apenas opuso una carrera de Rosenberg con Pepe, y la terminó agotado, y unos amagos de Giovanni dos Santos, un enreda, que diría Esperanza Aguirre. Mas, todo, insuficiente. Casillas veía el partido de lejos y Toño escuchaba la artillería enemiga cada segundo más cerca. Respiró con el lanzamiento de Alonso al travesaño y tembló, como el larguero, cuando Benzema lanzó aquel zurdazo descomunal por encima de su cabeza. Dos palos después, Adebayor remató la jugada más vistosa de los suyos con centro genial de Özil, que aprovechó a puerta vacía.

Marcelino, en la banda, trataba de recomponer el equipo. No servía. A Mourinho no le hacía falta molestar al cuarto árbitro ni tirar de aspavientos para que sus pupilos rozaran la perfección en el ataque sin padecimiento alguno en defensa. Lo tenían todo controlado y tan bien previsto que Benzema, perseguidor infatigable del gol de Adebayor, hizo el suyo, también a centro de Özil.

Toño hacía lo que podía para llegar al descanso sin exigir al árbitro el final inmediato del partido, porque intuía una goleada escandalosa, y despejaba con pies y manos los envíos madridistas. Lo más desafortunado de esta primera mitad fue el ímpetu desmesurado de Sergio Ramos para frenar a Munitis. A su exceso correspondió la merecida tarjeta. Acciones así merman ante Mourinho la clase del sevillano.

En la segunda parte el Racing entró en el campo con otra cara, más fiera, y un espíritu más comprometido. Despistó al Madrid y en el minuto 52 Dos Santos arrancó un penalti. Fallaron Marcelo y Pepe, y Xabi Alonso le derribó. En los borceguíes de Pinillos, la posibilidad de cambiar el signo del partido. Tiró a las manos de Casillas, el Madrid recuperó el color, pero distó de ser el conjunto vistoso y emprendedor del primer tiempo, de ahí el gol que Colsa, Rosenberg y Lacen fabricaron para que lo remachara Kennedy.

Ese momento de debilidad madridista no encogió a Benzema, quien hizo su segundo gol antes de que Mourinho le cambiara por Canales, gesto para la galería con el chico de casa, luego tuvo otro con la cantera al recurrir a Álex. También lo tuvo Adebayor al tirar tan mal como Pinillos un penalti con el 1-3. Misión cumplida; eso sí, a 7 del Barça.


Valdano: «Hay que tener paciencia con Kaká»
Kaká fue una de las muchas bajas que el Real Madrid tuvo en Santander. El brasileño no va a estar disponible para Mourinho hasta que recupere el tono físico adecuado que le permita actuar a su mejor nivel. El club no quiere apresurar más a una de sus estrellas y Jorge Valdano pidió en Canal+ un poco de paciencia con el ex del Milan: «Esperamos que recupere la salud.

Necesitamos a la plantilla completa y que se sienta en plenitud para mostrar todo su potencial, que es indiscutible. Ha conseguido hace poco tiempo el Balón de Oro y es un extraordinario jugador con el que debemos tener paciencia. Un "crack"mundial siempre es fuerte psicológicamente. Su problema es físico y estamos en camino de solucionarlo», reconoció el director general madridista, que quedó muy satisfecho con el juego de su equipo en El Sardinero, principalmente en los primeros 45 minutos, cuando el toque de los blancos abrumó al Racing.

«Hemos visto una actuación soberbia del Real Madrid. En la primera parte merecimos una ventaja mucho mayor y en la segunda se solventó sin agobios. El partido no estuvo en peligro en ningún momento. Fue un despliegue muy completo», concluyó.