Energía

Cómo hacer infusiones con autoconsumo energético

Cómo hacer infusiones con autoconsumo energético
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No todas las infusiones son iguales. Tampoco las que llevan el certificado eco. Prueba de ello es Josenea, una empresa de inserción sociolaboral sin ánimo de lucro dedicada a la produccion de infusiones ecológicas. La diferencia estriba en la calidad de sus productos, ya que «somos los únicos del mundo que certificamos nuestro producto desde su cosecha, en vez desde su empaquetado», afirma Jesús Cía, responsable del proyecto. «En la actualidad –prosigue– una empresa puede cultivar las plantas y tenerlas cinco años sin empaquetarlas, provocando que las infusiones pierdan calidad. Porque cuando se corta una planta empieza su proceso de oxidación, etapa en la que la planta trata de alargar su vida soltando los aceites y aromas que tiene. De modo que cuanto más tiempo esté almacenada, más aromas y colores pierde». «Las nuestras, en cambio, desde que las cosechamos sólo transcurre un máximo de una hora hasta que se llevan a los secaderos solares, y llegan al mercado en un período máximo de un año», añade.

En Josenea cultivan 50 variedades de plantas en 7,5 hectáreas y, aunque llevan una década en funcionamiento, han comenzado a vender sus productos en 2011. Productos avalados por el certificado ecológico navarro y europeo en los que está cuidado cada detalle. Así, las «bolsitas» de las infusiones individuales están hechas con soilon, un material transparente de fécula de maíz biodegradable que permite ver el producto final. Es decir, que en las «bolsitas» en las que, como en la manzanilla y la caléndula, lo importante es la flor, ésta se ve, en las de hoja, como la melisa y la Hierba luisa, hay hoja y en la valeriana y en la equinacia, en la que lo importante es la raíz, hay raíz. Dicho de otro modo, no incluyen el palo, salvo en el caso de las infusiones en las que vale todo, como en la ortiga. Además, las «bolsitas» no se cierran con grapas, sino con ultrasonidos.

En esta finca ubicada en el prePirineo Navarro también son importantes los criterios de bioconstrucción con los que han edificado sus instalaciones donde manda el bajo consumo, así como el empleo de renovables. En concreto, han puesto «un muro pintado de negro y orientado al sur que permite absorber más calor que el color blanco para aprovecharlo en el invernadero. Usamos biomasa para generar más calor por la noche y poder secar las plantas, un proceso que dura un día o dos, según la variedad. Y para evitar que en el secadero se superen los 40 ºC durante el día, tenemos un motor que entra en funcionamiento con aire del exterior; así evitamos que las plantas pierdan agua y principios activos», precisa Cía.

Reinserción laboral
Además, tienen dos miniaerogeneradores de «1.500 y 3.000 vatios y una instalación fotovoltaica de 800 vatios con los que generan la energía que necesitan para tener luz, mover los motores del secadero...», explica Cía. Estas tecnologías permiten cubrir el cien por cien de la energía que precisa esta finca «donde el autoconsumo sí se da al estar aislados de la red. Y por si fuera necesario tenemos un pequeño generador de gasolina», añade.
Pero Josenea es algo más. Dan trabajo a 28 personas, en su mayoría en riesgo de exclusión social a las que se les da una oportunidad para insertarse en el mundo laboral, así como personas con más de 40 años que lleven un año sin empleo.