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«Rabia» no es bueno que el hombre esté solo

Muchos lo habían advertido: la claustrofóbica, asfixiante película dirigida por Sebastián Cordero debía triunfar en el Festival de Málaga Y, por una vez, ganó la mejor. Miento: el más arriesgado, el filme que se la jugó.Vea aquí los estrenos de cine de este fin de semana.

José María es un immigrante empleado en una mansión en la que trabaja su novia, Rosa. Allí se encerrará al provocar de manera accidental una muerte. La soledad le pasará una tremenda factura
José María es un immigrante empleado en una mansión en la que trabaja su novia, Rosa. Allí se encerrará al provocar de manera accidental una muerte. La soledad le pasará una tremenda facturalarazon

Alto, barbudo, bien plantado, Sebastián Cordero tiene pinta de estar un poco cortado en medio del bullanguero Teatro Cervantes de Málaga, mientras una barahúnda de periodistas va haciendo cola para entrevistarlo. Pero no parece que se canse, aunque quizá (promociones, siempre la eterna canción) lleva horas repitiendo lo mismo como un papagayo. Que «Rabia», claustrofóbica, grumosa, tan asfixiante, es la historia de un hombre encerrado en una casa destartalada por un crimen accidental y que termina, poco a poco, perdiendo peso y la cabeza. Basada en la novela homónima escrita por el argentino Sergio Bizzio, el cineasta simpático y grandote reconoce que, «aunque la novela transcurre en Buenos Aires y el autor planteaba el conflicto como una lucha de clases, yo lo enfoqué desde las diferencias sociales que surgen con respecto a los inmigrantes. Asimismo, descubrimos que podía trasladarse perfectamente a España por dicha razón, que era posible, aunque nunca pretendí tratar el tema de quienes deciden probar suerte lejos de una forma tópica». Y prosigue: «En mi país, Ecuador, se habla mucho de quienes deciden venir a Europa, circulan miles de historias, y cuando llegas aquí descubres la presencia de mis compatriotas en todos los lados». Situada en un punto inconcreto del País Vasco, José María, albañil que termina perdiendo el empleo, siente celos de la forma en que miran a Rosa, una novia dulce y sumisa, y siente ira por el tratamiento xenófobo que recibe, lo que, al cabo, termina desencadenando la tragedia: «Al principio existe un ataque constante, una visión maniquea, cierto, aunque lo planteé de esa manera para saber hasta qué punto justifican la reacción del hombre dichos abusos, pero eso no pretextaría jamás la reacción del personaje, desproporcionada la mires por donde quieras. Él se sentía atacado por todos los frentes, de ahí que mostrase dichas vejaciones, para reflejar su confusión y entender mejor las reacciones posteriores del personaje». Que son tremendas.

Alcohol y cobardíaTras una muerte absurda, José María decide encerrarse en la mansión enorme y descascarillada donde Rosa trabaja como asistenta para una familia de clase media alta en horas muy bajas, que intenta mantener unida la señora Elena (Concha Velasco), prudente, acobardada, alcohólica a hurtadillas. Pero Rosa, que llora la desaparición sin previo aviso del joven, no sabe que lo tiene tan cerca; arriba, debajo, o quizá en todas partes a la vez..: «Me atraía la idea de un amor imposible, porque ambos están creyendo en algo que la lógica no apoya. En el fondo, todas la relaciones sentimentales que aparecen en "Rabia"son fallidas», confiesa Cordero. A quien otro cineasta con un apellido bestial, Guillermo del Toro, ha producido la película. Un chico listo, el autor de «Cronos» y «El laberinto del fauno»: «Nosotros ya trabajamos juntos en "Crónicas"(2004), y entonces quedó contento con el resultado. Cuando me propusieron dirgir "Rabia"pensé que el proyecto le iba a encantar, y no me equivoqué. Le atrajo, precisamente, el concepto en sí mismo, que es un híbrido de géneros. Bueno, personalmente a mí tampoco me gusta catalogar mi cinta». Y recuerda que en el pasado certamen de Toronto, donde también participó su «Rabia», «dijeron que se trataba de un thriller social porque explora numerosos territorios, y me gustó, aunque reconozco que para venderla resulta difícil de encasillar...». A pesar de todo, lo intenta otra vez: «Bueno, sí, es una cinta de suspense con ramalazos de terror», y reconoce la influencia de Polanski; sobre todo, el más salvaje: «"Repulsión", "El quimérico inquilino"..., en las que Roman realizaba estudios sobre las formas que posee la locura». E incluso afirma Cordero que, a poco que alguien escarbe, encontrará al Scorsese retorcido de «Taxi driver». Probablemente porque los protagonistas de ambos filmes sufren un paulatino deterioro mental «que camina junto a la transformación física. Podría decirse que existen dos fuentes de tensión en "Rabia": por un lado, que lo descubran perdido en las habitaciones de la interminable residencia, y, por otro, en qué momento intervendrá de nuevo la cólera de José María». Que irá creciendo hasta reventar. Mal alimentado (el actor Gustavo Sánchez Parra perdió casi 15 kilos para encarar el papel), medio desnudo, enfermo por las fumigaciones para acabar con las ratas que también están acabando con él, José María sufre, en efecto, una transformación voraz, devastadora: «Parece un ángel custodio, él protege a Rosa. Y existe un momento clave, cuando la chica, embarazada de él, rompe aguas, y que bordea el límite de la credibilidad porque refleja que se ha convertido ya en el fantasma de la casa. Fue un momento arriesgado, la verdad». No obstante, Cordero recalca que José María actúa, «en realidad, cuando ella sufre el ataque por parte de un miembro del clan de los Torres, a lo que se une la sensación de no poder hacer nada. Es una idea bastante fuerte, importante para la película. En nuestro mundo la conviencia debería resultar factible, pero no sucede así. El filme mira como con lupa una visión específica sobre dicho tema, la reacción de este hombre, que se produce porque también hay ataques desde el otro bando», enfatiza el realizador.

¿Thriller social?Y al hilo reconoce que no desdeña trabajar en Hollywood, aunque no sea tampoco la gran meta: «Me encantaría hacer cine en muchos lugares del mundo, lo importante radica en que surjan ideas. Por ejemplo, esta película me trajo a su país; sin embargo, mi ambición no es EE UU para decirle a todo el mundo que ya triunfé allá. Ahora bien, sí creo atractivo rodar una película contando con los suficientes recursos, con una fuerza detrás que te respalde». Para su nuevo trabajo, Cordero vuelve a casa: «Transcurre en Ecuador, se trata de un filme menor que "Rabia", pero me atraía lo suficiente. Y está basada en un hecho real que sucede en un pueblo pesquero, al que llega un cargamento de cocaína. Ahí empieza todo».Y en los laberínticos pasillos angustiosos de la oscura vivienda donde los Torres se descomponen comienza y acaba la tragedia de José María. Desde el punto de vista formal, señala Cordero, «pretendimos recordar, acercarnos a "Mistress", de Schroeder, aunque en ese caso se trataba de dos apartamentos y no de una sola casa fragmentada. E incluso incidimos en ese aspecto, en verla siempre por partes para igualar aquella visión». Es cierto: hasta que el espectador descubre la tragedia en toda su terrible complejidad. O simpleza.

¿Por qué del toro confía en este cordero?Nacido en Quito hace 38 años, Sebastián Cordero es un director muy conocido en el circuito internacional de festivales (ya ha participado en Sundance, Venecia...), y desde niño, durante la etapa en que junto a su familia vivió en Francia, tuvo claro que deseaba hacer y escribir películas. Tras estudiar cine en California vuelve a Ecuador, un país sin apenas industria cinematográfica, y realiza una serie de cortos y videoclips musicales. En 1999 debuta con «Ratas, ratones, rateros», un drama de bajo presupuesto en el que retrataba la vida de Ecuador, un país asolado por la pobreza y la delincuencia. Tras aquel aplaudido debut presenta «Crónicas» (2004), sobre el presentador estrella de un programa de noticias sensacionalistas de Miami que decide cubrir la historia de un asesino en serie de niños. Producida por Guillermo del Toro, otro hispanoamericano amante de las películas difíciles de clasificar, fue proyectada en la sección «Una cierta mirada», de Cannes. Tras aquella estimulante relación, Del Toro no se lo pensó demasiado cuando el director le presentó el proyecto de «Rabia», un thriller romántico y de terror que entusiasmó al mexicano, quien decidió financiarle otra vez la película. Quizá porque, frente a una historia tan retorcida como ésa, puede que hasta le entrasen ganas de rodarla él mismo...