Reino Unido
Hijo ten cuidado
Fiestas ha habido toda la vida. Ganas de divertirse, también. Pero al margen de la atalaya generacional desde la que cada uno observa el fenómeno del ocio nocturno, hay una delgada línea roja que separa una «rave de las de ahora» de una «juerga de las de siempre». Y esa pequeña diferencia por muy duro que pueda sonar son dos muertos. No se trata de ponerse en plan abuelo cebolleta, ni de decir que esta juventud no sabe divertirse, ni que en mis tiempos esto no pasaba: pero está claro que cuando uno se mete / se esnifa / se come / se traga lo primero que le cae en las manos el problema es diferente. Problemas similares a este para David Cameron en Reino Unido tienen una respuesta sencilla. Se trata de querer arreglar ahora la presunta corrupción moral de un par de generaciones de jóvenes a los que tampoco se les ha prestado mucha atención mientras eran mano de obra «baratérrima». Pero tampoco vendría mal, aprovechando estos calores, una charla a tiempo que no necesariamente tiene que empezar como la que nos dieron a nosotros en su día: «Hijo, ten cuidado que te van a echar algo en la bebida». Las madres son siempre muy pesadas, pero la vida de vez en cuando les da más razón que a un santo. O a una santa en este caso.
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