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Pagés cree en la «Utopía»
Cuándo: hasta el 30 de diciembre. Dónde: Teatro Español. Madrid. Cuánto: de 4 a 22 euros. Tel. 91 360 14 84.
Además de construir edificios emblemáticos, gigantes de hormigón en el plano horizontal –lo suyo son las estructuras que dialogan con el hombre a su nivel– y cúpulas casi ceremoniales que ha convertido en un sello, el brasileño Oscar Niemeyer se ha convertido, a sus 104 años, en un referente ideológico, acérrimo defensor del comunismo y portavoz de una ética de la igualdad. Una defensa de una sociedad idealizada en la que se ha inspirado la bailaora y coreógrafa María Pagés para crear «Utopía», una propuesta que abre la puerta a nuevos aires sobre una base flamenca. Soleares, farrucas, martinetes y otros palos montados con textos de Benedetti, Machado, Baudelaire y Cervantes, entre otros componen esta «Utopía» que mezcla la reflexión de la arquitectura con el flamenco.
De hecho, Pagés ha jugado en escena con tonos grises, como el hormigón, y un minimalismo acorde con el estilo del brasileño, que estrenó precisamente en el centro Niemeyer de Avilés. «Pero la obra está pensada para poder ir a otros escenarios», matiza. Asegura la bailaora que «soy utópica en el modo en que yo entiendo la utopía, como algo que ayuda a mirar hacia adelante y a mejorar, a aspirar a ese lugar imaginario donde estemos y seamos mejores, donde convivamos».
Bailar con la mente
En Niemeyer encontró un reflejo: «Su vida es un ejemplo. Creo en la utopía como lo que la palabra define: el buen lugar. Eso ha sido interpretado en cada época de forma diferente. Pero él siempre ha creído en mejorar y en la importancia de los valores éticos del ser humano». Y sabe que lo tiene difícil para llegar, como Niemeyer, a desempeñar su pasión hasta los 104 años. Pero no imposible: «Bailar es imaginar. El movimiento no es sólo físico, así que sí, bailaré hasta el final».
El detalle
LA VISITA BRASILEÑA
Pagés viajó a Brasil, donde visitó la obra de Niemeyer en Brasilia, Río y Sao Paulo acompañado de su mano derecha, el arquitecto Jair Valera. «Ha sido mi confidente para hacer el espacio escénico de este montaje, nada sencillo», explica. El resultado es un montaje que se estrenó en el fracasado centro Niemeyer de Avilés. Fue, de hecho, el último espectáculo que estrenó el centro antes de cerrar.
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