Escritores
El machismo musulmán por Marina CASTAÑO
Fue noticia estos días pasados: el ministro de educación egipcio le soltó con todo el descaro machista a una entrevistadora televisiva de Dubai algo así como «espero que tus preguntas no sean tan calientes como tú». El sujeto, perteneciente al partido de los Hermanos Musulmanes, es de los que llevan a la propia cubierta hasta los ojos, ya que su mentalidad así lo impone, y cuando se encuentran a una hembra con aspecto de lo mismo y vestida a la occidental, como iba la periodista emiratí, les sale el guarro que llevan dentro. Paralelamente esta misma semana también se ha sabido que en Arabia Saudí los catálogos de Ikea no llevan imágenes de mujeres, sólo de hombres o de niños, el súmmum del desprecio al género femenino hecho realidad. Ya sé que es difícil, como también lo fue para las occidentales hasta que se reconocieron los derechos y la igualdad de la mujer, pero es que llevan siglos sin avanzar una micra. ¿Se han conformado? ¿Les resulta cómodo su inexistente papel en la sociedad civil? ¿Cómo se pueden tolerar esa falta de libertad y las vejaciones a las que están expuestas cada día? Lo ignoro, pero por ejemplo, a las mujeres turcas no les permiten depilarse y sólo pueden mostrar las manos y la cara (menos mal que pueden enseñar el rostro y no tienen que llevarlo tapado); otra cosa inefablemente machista son las consignas que cantan en el ejército, como ésta «cepíllate a la hija del vecino»; y ya, el colmo de los colmos, una mujer en Túnez está a punto de ser condenada luego de haber sido objeto de una violación. Y luego no quieren que se metan con el Islam. ¡Hombre, por Dios!
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