Eurocopa

Granada

Tierra de campeones

Hay relevos y hay sustos. España tiene suplentes de garantías, como Cazorla, relisto y efectivo como antes de la lesión, o como Iraola y Javi Martínez, entonadísimos, aunque sus apariciones con la absoluta son esporádicas; y sufre leves declives que al coincidir con la alineación de los planetas y la conjunción de los astros le suelen dar algún disgusto (el 1-1 de Stankevicius). Y el partido en Kaunas distaba del trámite

Cazorla, Llorente y Xabi Alonso celebran el afortunado gol de Xavi, el 0-1
Cazorla, Llorente y Xabi Alonso celebran el afortunado gol de Xavi, el 0-1larazon

El enemigo no era el equipo local sino el terreno de juego, impropio de una competición como la Eurocopa. Pero la UEFA ordenó jugar y los españoles lo hicieron y ganaron para afirmar aún más su liderazgo en el grupo I. El rival, modesto, hizo lo que pudo, no mucho más que el tanto de la fortuna y elegir un aliado que no fue definitivo: el estadio. Los goles de Xavi, con ayuda de Skerla, el de Kijanskas en propia meta y el de Mata (1-3) hicieron justicia.

Campo de tierra, briznas de hierba, Tercera Regional, Adheridos. Partido después de la resaca, el frío de la sierra en Lozoyuela, en Valdemanco, en La Cabrera. Partido en Talamanca, el aficionado encima y enfrente «El Gato», un artista, hermano del atlético Marina. A finales de los 70, lo normal, arena y barro; lo inverosímil es que la Selección española de fútbol, la campeona de Europa y del Mundo, juegue en el siglo XXI sobre la tierra de Kaunas como si fuera esa de Regional y despertara nostalgia de pasodoble: «En tierra extraña». Jugó. Y entre los recuerdos de otros tiempos, las escasas gradas semivacías, el frío reinante y los fondos en penumbra, se abrió paso la rotación en el equipo español. Sangre nueva del Athletic (Iraola, Martínez y Llorente); la media de los «Javieres» (Xavi Hernández, Xabi Alonso, y Javi Martínez); descanso para Iniesta, Ramos, Navas, Capdevila, Busquets y Torres. A las 21:45 hora lituana, manos a la obra.

La UEFA no aplazó la celebración; al contrario, su delegado y su árbitro promocionaron el encuentro en un terreno inapropiado y en un país que rinde culto al baloncesto, no al fútbol. Es la hora. Toca cruzar los dedos. Xavi, en manga corta, los lituanos y varios españoles, con leotardos. Más por la tierra que por el frío, dos grados. El campo, verde desde una perspectiva cenital, como si tuviera hierba. Sacó España de centro y se plantó en dos patadas en el área contraria. «La Roja» tiene un estilo y cerrarse atrás no entra en sus planes, juegue contra quien juegue. Los planes de Lituania, más alegres que los de la República Checa.

El partido, sobre una superficie tan irregular, no era apto para florituras y correspondía soltar el balón-conejo cuanto antes y no complicarse la vida. A Villa le costó acertar con el primer pase; falló cuatro centros antes de brindar a Xavi la suerte del gol. Xavi lo hizo, con fortuna, pues su disparo chocó en la pierna de Skerla y sorprendió al portero. A los 19 minutos 0-1. El sueño que perseguía Lituania resultaba más imposible que su captura del esférico, la mayor parte del tiempo en poder de los campeones del Mundo.

Cargaba España el juego por la izquierda, por donde se movía Villa a sus anchas, en la demarcación del valencianista Stankevicius. En la derecha no había referencia porque Cazorla, cual Iniesta, se movía con criterio por otros sectores para complementar el trabajo de los «Javieres». Arriba, Llorente fijaba a los defensas y repartía el balón con encomiable sentido práctico.

Una vez en los primeros 45 minutos intervino Casillas. En ese tiempo pidió un penalti, que fue, Fernando Llorente y Karcemarskas evitó sendos tantos de Cazorla y del ariete rojiblanco. Arreciaba el frío, calentaban Silva y Mata; entró el «inglés» por Villa. Del Bosque no alteraba el dibujo, Lituania avanzó líneas y, tras una serie de despejes defectuosos de la defensa española, Stankevicius marcó el gol de su vida: disparo lejano, raso, pegado al poste. La grada se animó con el empate, Silva intercambió posiciones con Cazorla y «La Roja», aunque superior, empezó a remar contra corriente. Domina, pero la sorprenden. Sucedió en Suráfrica con Suiza, en Hampden Park, con Escocia y en Granada, con Chequia. Hay que rematar la faena, cerrar los partidos y convertir el control en goles porque es costumbre de sus adversarios soplar la flauta y hacer que suene.

También jugó Mata, por Cazorla, y su primer centro originó el 1-2, al adelantarse Kijanskas a Llorente y marcar en su portería. Era lo justo cuando los lituanos hacían más faltas y corrían como demonios en pos del empate, mientras nevaba y se desguarnecían en su afán ofensivo. De ahí el 1-3, lo mejor del partido, la jugada de Silva y Mata con remate final de éste. Ganó España en Lituania, tierra de campeones.


Albiol mantiene la imbatibilidad
Carlos Marchena era el talismán de la Selección española hasta que la campeona del mundo se estrelló en el estadio Monumental de Buenos Aires contra Argentina en el mes de septiembre pasado. 56 partidos acumuló sin perder, lo que supone un récord mundial por encima del brasileño Garrincha.Ahora ha encontrado un heredero en Albiol. El central del Real Madrid, con el que coincidió en el Valencia, alcanzó ayer su victoria número 25 en los 25 encuentros que ha disputado con España. Cada vez que juega con España garantiza la victoria. Algo que no es extraño porque España ha ganado todos los partidos de clasificación para un gran campeonato desde hace casi cuatro años. El 8 de septiembre de 2007, en Islandia, fue el último que no ganó. Sólo pudo empatar a uno.