París
Los Tours de Armstrong sin dueño
La UCI deja desiertas las siete ediciones que ganó el americano
Ni Armstrong, ni nadie va a quedar para la historia como ganador de los Tours entre el año 1999 y el 2005. La UCI decidió ayer que las siete ediciones en las que dominó sin oposición el tejano queden sin dueño, en el olvido, hundidas en una especie de agujero negro que mancha el centenario palmarés de la mejor carrera del mundo. Considera la Unión Ciclista que es la mejor opción para enterrar uno de los episodios más sonrojantes de la historia de un deporte que nació premiando la épica de sus protagonistas y ahora vive dudando de cada triunfo. Nadie podía esperar que la Justicia se atreviera con el mayor mito que han dado las dos ruedas, pero la Agencia Antidopaje Estadounidense abrió el camino condenando a Lance basándose en los testimonios de sus compañeros, y la UCI no ha tenido más remedio que analizar las pruebas y dejarle sin Tours.
«El Comité decidió no otorgar las victorias a ningún otro corredor ni subir los escalafones del resto de clasificados de todas las competiciones afectadas», decía el comunicado, que continuaba así: «Consideramos que una nube de dudas siempre penderá sobre ese oscuro periodo, y a pesar de que ello pueda parecer duro para los que corrieron limpios, entenderán que hay poco honor en ganar moviendo las posiciones». Era una forma educada de asegurar que hay muy pocos que pongan la mano en el fuego por la mayoría de los que conformaban el pelotón internacional entre el 98 y el 2005, y que no parecía la mejor opción concederle un lugar en la historia a algunos que fueron segundos entonces, que más tarde dieron positivo y fueron sancionados. No sería ético quitarle la gloria a un deportista que nunca cayó en un control ni recibió castigo y dárselo a otros que en algún momento de su carrera han estado parados por haber encontrado una sustancia prohibida en su organismo o por haber dado unos niveles de hematocrito imposibles de generar de forma natural sin la ayuda de una autotransfusión sanguínea.
La UCI concluye su sentencia recordando que no hay posibilidad de recurrir ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo y que va a crear una Comisión Independiente que continuará investigando a Lance Armstrong y se encargará de castigar y perseguir en el futuro a los que hagan trampas. Es la fórmula que se ha elegido para que el ciclismo siga adelante tras otro escándalo de dimensiones históricas. «Tomaremos cuantas actuaciones se estimen necesarias por la Comisión Independiente y volveremos a poner a este deporte en su camino», decía Pat McQuaid. El presidente de la UCI prefiere mirar hacia adelante y confiar en que, como sucedió tras el caso Festina, el ciclismo logre reinventarse y vuelva a apasionar a sus aficionados en lugar de decepcionarlos.
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