Feria de Bilbao

Otoño en vena en la primera de feria

Las Ventas (Madrid). Primera de la Feria de Otoño. Se lidiaron novillos de El Cortijillo, y dos, 1º y 5º, de Alcurrucén, desiguales de presentación. Deslucidos 3º, 4º y 5º, brutote el 6º. 1 y 2, repetidores y manejables. Tres cuartos.Gómez del Pilar, de azul y oro, pinchazo, estocada caída (silencio); dos pinchazos, estocada caída (silencio).Luis Gerpe, de grana y oro, estocada caída (silencio); dos pinchazos, estocada, aviso, dos descabellos (silencio)Gonzalo Caballero, de azul marino y oro, dos pinchazos, estocada trasera (silencio); estocada (silencio). 

Gonzalo Caballero estuvo voluntarioso en tarde gris
Gonzalo Caballero estuvo voluntarioso en tarde grislarazon

Gonzalo Caballero quiso. Quiso a contracorriente y a veces atropellando la razón para dejar en el camino las ganas. La voluntad, el «aquí estoy yo» más allá de las circunstancias. Y las circunstancias venían mal dadas. Soporíferas de principio a fin, aunque sobre el papel, bendito papel que nos deja soñar antes de que las cosas pasen, era una tarde buena. Novilleros con cartel este año y una ganadería que me la guardo como interesante, aunque salga el toro y desmorone el castillo de naipes. Y montañas de ellos. Se encampanó de salida el tercero, manseó en el caballo y en banderillas y cuando hubo muleta le avisó pronto que por el izquierdo recortaba distancias. La faena duró poco y aún menos la ilusión. Muy mirón el novillo, cara a cara le plantaba la mirada el de El Cortijillo al de Madrid entre pase y pase. La firmeza fue su aval, su entrega, pero nada quedaba cuando el novillo desistió a la lucha. El sexto tuvo más motor, brutote y hacía hilo. Caballero quiso demostrar valentía de sobra y cortó el viaje al toro para dárselo de uno en uno. El toro buscaba muleta, no sabemos en qué condiciones pero viajaba más que el engaño. Quiso Caballero a toda costa. A portagayola se fue Gómez del Pilar las dos veces. Ni humilló ni transmitió el cuarto. Otra cosa fue el primero que tuvo nobleza, se desplazó mucho en la muleta y repetía (algo falto de entrega). La faena, demasiado por fuera, no llegó a cuajar. Los recuerdos de San Isidro sobrevolaban todavía Madrid. Luis Gerpe se topó con un segundo, estrechito de sienes y reunido de pitones. Descabalado encierro, con menos remate quinto y sexto. Este bonito segundo, abanto de salida, mansito, pero con buen tranco en la muleta aunque escaso de entrega. La faena le quedó voluntariosa, mas sin despegar. Con el ímpetu justo y con sosería se desplazó el quinto. Se paró y sólo quedó la firmeza del novillero. Una tarde con todo se nos quedó en nada. Otoño en vena.