Barcelona

Rajoy: «El cambio va a empezar en Cataluña»

Rajoy apela al voto de la moderación mientras Zapatero intenta amortiguar la debacle socialista en la víspera del cierre de la campaña electoral

El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, saluda con su homóloga en Cataluña (PPC) y candidata a la presidencia de la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, durante el mitin central de campaña celebrado esta noche en Hospitalet de Llobregat ( Barcel
El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, saluda con su homóloga en Cataluña (PPC) y candidata a la presidencia de la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, durante el mitin central de campaña celebrado esta noche en Hospitalet de Llobregat ( Barcellarazon

Funcionó en Andalucía, el País Vasco y Galicia y quedan dos días para conocer si la presencia continua de Mariano Rajoy, recorriendo el territorio comarca a comarca, da resultados en Cataluña. «El catalán», nombre con el que han apodado a Rajoy en el PP después de haberse pasado la mitad de los días que dura la campaña electoral en Cataluña, regresó ayer a su «tierra de acogida» para arropar a la candidata Alicia Sánchez-Camacho, «el revulsivo que necesitaba el PP», en palabras del presidente popular.

Un resfriado no dejó que Rajoy se diera un paseo por Terrassa para explicar en primera persona a los vecinos lo útil de votar al PP en Cataluña. Pero no se perdió el mitin central de la campaña de Sánchez-Camacho que los populares organizaron en el Pabellón Nord de L'Hospitalet de Llobregat. Y allí sí pudo exponer el mensaje que el PP ha vendido en todas las «plazas» de Cataluña: si los populares consiguen un buen resultado, podrán acordar con CiU una mayoría alternativa al tripartito, que a su vez ayude a desalojar a Rodríguez Zapatero de La Moncloa. «Lo único que garantiza un cambio de verdad en Cataluña es un PP decisivo y un cambio en España, unas elecciones generales, para que la gente pueda hablar y decidir». Rajoy retó así al presidente del Gobierno a convocar elecciones cuanto antes porque cuando más tarde, «más caro les va a costar a los españoles».

El PP, cuarta fuerza política en Cataluña y aspirante a ocupar el tercer lugar, se puso un reto más fácil que el de CiU y el PSC con el Sant Jordi, llenar un pabellón con capacidad para 4.500 personas. Lo logró. Los 4.500 escucharon las ambiciones y miedos del PP. Arrebatar el tercer puesto a ERC y no permitir que CiU alcance la mayoría absoluta. Porque si CiU la obtiene no necesitará a nadie para gobernar y el PP no podrá frenar su deriva soberanista.

El temor de Rajoy y Sánchez-Camacho es que el «voto útil» antitripartito acabe en las urnas de CiU. Por eso, ambos pusieron toda la carne en el asador para convencer a los 60.000 catalanes de centroderecha que dudan entre Mas y Sánchez-Camacho para que voten a la última. Como reclamo el PP ofrece una mejor receta anticrisis –«os sacaré de la crisis», prometió Rajoy– y, sobre todo, moderación. «El PP es el único que garantiza que no se hagan disparates, que no se hagan referendos y se preste atención a las necesidades reales de los ciudadanos», aseguró el líder popular. Y Sánchez-Camacho añadió que «el PP es el único partido capaz de poner freno a la deriva independentista de CiU». «No me resigno a que José Montilla sea sustituido por un Artur Mas que separe a Cataluña de España y de continuación a la política intervencionista y prohibicionista del tripartito», advirtió Sánchez-Camacho, que se autoproclamó la voz de quienes no quieren aventuras independentistas.

Los populares también trataron de seducir al electorado que votó al PSOE-PSC en las generales y que están desencantados. Y a los 300.000 catalanes que votan al PP en las generales y que desaparecen en las autonómicas. Rajoy les dijo que quedarse en casa el domingo es sinónimo de votar a Zapatero, porque el cambio en España empieza en Cataluña.