Londres

Lento regreso a la normalidad

Alicante estrenó ayer la normalidad que poco a poco registrarían los cielos de la Comunitat Valenciana. Tras 24 horas de caos aéreo, un vuelo de pasajeros, operado por Monarch Airlines, salió de El Altet a las 18.42 hora con destino a Birmingham.

La mañana todavía se mostraba incierta y la indignación se apoderaba de los pasajeros, que aprovechaban cualquier rincón del aeropuerto para descansar.
La mañana todavía se mostraba incierta y la indignación se apoderaba de los pasajeros, que aprovechaban cualquier rincón del aeropuerto para descansar.larazon

A este le siguieron otros dos a Manchester y Londres, ambos también están operados por Monarch Airlines. Y es que el de Alicante fue uno de los primeros aeropuertos en tener de vuelta a los controladores, sin embargo, la inactividad de los Centros de Control, especialmente el de Valencia, impidió su operatividad, pues su torre sólo tiene capacidad para regular aproximaciones de vuelo.
En Manises, un carguero de la compañía DHL con destino a Marsella fue el primer avión en despegar. Eran pasadas las cuatro y media de la tarde y el aeródromo valenciano comenzaba poco a poco a recuperar su habitual actividad.

Sin embargo, la mañana y buena parte de la tarde, fueron horas de incertidumbre y tensión entre los miles de pasajeros que esperaban poder salir de vacaciones, regresar a casa o partir de viaje solidario, como fue el caso de las 160 personas, todas ellas integrantes de familias españolas de acogida temporal de niños saharauis, que tuvieron que pernoctar en El Altet ante la imposibilidad de poder volar a Tinduf.

Para los que viajaban a Madrid, Renfe reforzó con 620 plazas la línea ferroviaria que une la capital española con la Comunitat.

 Con todo, al cierre de esta edición la actividad aérea era lenta, pero constante.
Por otra parte, la actuación de los controladores podría conllevar graves consecuencias. La Fiscalía Provincial de Valencia abrió ayer mismo diligencias de investigación por un posible delito de sedición. Las diligencias tienen como objetivo investigar si la dejación de funciones infringe la Ley Penal Procesal de la Navegación Aérea. La pena de prisión por esta infracción puede alcanzar los ocho años de prisión.