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OPINIÓN: Actores y TV
Uno de los umbrales más empobrecedores de la interpretación española se da en T.V. Curiosamente, hace ya mucho que observo lo mal dirigidos que están los actores y actrices españoles en nuestras pantallas. ¿Por qué incluso los mejores pierden tanto en las series? Porque sobreactúan, lo hacen todos. Casos tan notables como el de E. Noriega son chirriantes, un actor con interpretaciones como las de «Tesis», «Abre los ojos», «Plata quemada», y tantas otras, aparece en Homicidios con un punto de sobreactuación, a veces forzado, otras poco natural. No se entiende, su larga experiencia bien debiera estar por encima de las posibles torpezas de dirección. En algunas series, la sobreactuación es generalizada; en «La que se avecina», por ejemplo, que además de componer sus guiones sobre la mera suma de gags (hilarantes en algún término, no diré que no), sin hilo argumental definido, carente de coherencia; además todos vocean más que hablan, resultan histriónicos, excesivos, trabajan mal; véase el caso de la pelirroja Cristina Castaño, inverosímil del todo. Es algo usual en nuestras series, incluso en las más duraderas, como «Cuéntame»: que me llame por favor por teléfono quien considere a la hermana de Nacho Duato, aquí la eterna prota femenina, una gran actriz. En la eterna «Médico de familia», cada vez que el viejito aquel decía tan falto de naturalidad «Chechuuuuuuuuu»…Me ponía mala. Creo que hay grandes artistas de la interpretación en España, actores y actrices a la altura de los más grandes, pero en las series, se diluyen o gritan o vocean o abren los ojos espantados. Y no, señores no, en la interpretación siempre es mejor economizar en gestos, hablar con los ojos y no tanto aspaviento.
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