Sevilla
«Es inevitable que el parque se utilice políticamente por unos y por otros»
Cree que el recinto «tiene amenazas serias», por lo que «hay que preparar los mecanismos para combatirlas».
¿Qué opinión le merece la medida transitoria pactada por la Junta y el Gobierno central sobre el deslinde de Doñana?
–Es la única solución razonable. Como ciudadano, apoyo fervientemente el deslinde de la Ley de Costas porque lo que se pretende es proteger el litoral. Por otra parte, si hay una sentencia del Constitucional, no sé si un deslinde –que es un acto administrativo– puede saltarse ese fallo quitando competencias. En cualquier caso, lo que se vuelve es a armar un jaleo innecesario sobre Doñana.
–El Ayuntamiento de Almonte propone la construcción de una carretera que una Matalascañas y Sanlúcar de Barrameda. ¿Una nueva amenaza para el parque?
–Lo que se quiere hacer es habilitar una línea que recorra la playa. Si eso va a reducir el tráfico de Doñana, me parece fantástico. Si lo va a aumentar, me parece mal. El parque tiene una gran presión para ser visitado. Mucho más que las zonas no protegidas del entorno y esto puede dañar su salud gravemente. Para enseñar Doñana hay que apostar por las nuevas tecnologías.
–Los ecologistas se han manifestado en contra del dragado del Guadalquivir, ¿esta operación puede dañar la biodiversidad de este espacio natural?
–El Ministerio, la Junta y el Puerto de Sevilla encargaron un estudio para delimitar las afecciones que podría tener el dragado. El informe hace una serie de recomendaciones al Ministerio y es éste el que tiene que tomar la decisión. El Puerto no debería presionar y el presidente de la Confederación Hidrográfica ha perdido una magnífica oportunidad de callarse. Los demás debemos esperar. Sobre los ecologistas... si no existieran habría que inventarlos.
–El oleoducto que proyecta el grupo de Alfonso Gallardo, ¿supone otra amenaza?
–No defiendo este proyecto. Puede afectar no sólo a Doñana. Huelva vive mucho del turismo, tiene unas grandes playas e infraestructuras. El oleoducto aumenta el riesgo de que haya una catástrofe. Con este proyecto y con cualquier cosa que se haga en el mundo actual que favorezca el desarrollo. Habría que tener el cien por cien de seguridad de que, si pasa cualquier cosa, se va a solucionar. Tenemos la experiencia de Aznalcóllar –que nos ha costado a todos los españoles mucho dinero–, lo de Hungría y el Prestige.
–La Unesco ha aplazado su visita al parque. ¿Cómo entiende la presencia de los técnicos del organismo internacional?
–Este país actúa con complejos en el caso de Doñana y no sabe vender lo que tiene. Me he recorrido reservas de la biosfera de los cinco continentes. Sinceramente, Doñana es de las reservas con un mayor grado de protección y vigilancia. Aquí hay que cambiar el chip y sacar pecho cuando venga la misión de la Unesco. Somos instalación científico-técnica singular y tenemos desplegado un material de seguimiento de procesos naturales con las últimas tecnologías que no los hay en ninguna parte del mundo. ¿Qué es lo que pasa? Doñana es inevitable que se utilice políticamente por unos y por otros. Hay que tener claro que tiene amenazas serias y las va a tener siempre, pero hay que tener preparados los mecanismos para combatirlas.
–¿Qué le parece la ampliación de más de 13.000 hectáreas que propone la Junta?
–Una parte me parece lógica, que son una serie de fincas de la Junta que están desafectadas o en sitios tan sensibles como la cabecera de La Rocina. La parte marina me parece importante. La zona más productiva desde el punto de vista de la fauna marina de la parte norte del Atlántico está justo frente a Doñana. Debemos protegerla porque Doñana le da riqueza al Golfo de Cádiz.
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