España

Confabulación por Agustín de Grado

La Razón
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Un esbozo de nuestro modelo sanitario: los españoles somos los europeos que más vamos al médico y sólo EE UU consume más medicamentos que España. Unos apuntes de nuestro modelo universitario: tenemos el doble de alumnos que Alemania, con la mitad de su población, distribuidos en 79 universidades (siete sólo en California), pero ninguna entre las 150 mejores del mundo. Esto tiene un nombre: despilfarro. Con todas la letras. Aunque antes pudiéramos permitírnoslo y ahora no. Ninguna de las reformas del Gobierno para corregir disparates así vulnera derecho básico alguno. Ninguna cercena servicios esenciales. Pero está por ver si la mayoría democrática será suficiente frente a las fuerzas confabuladas. La primera, el populismo. Esa excitación primaria que niega la realidad para no encarar lo evidente: sólo podremos disfrutar de lo que podamos pagar. No es difícil de entender, aunque después de tantos años de prosperidad sin fin, nos acostumbramos a que el bienestar nos es dado de forma natural, como el sol o la lluvia, y olvidamos qué recetas lo hacen posible. Un PSOE entregado a la subversión y el sabotaje es la segunda. Al partido que nos ha gobernado 22 de los últimos 30 años le han bastado dos días en la oposición para abrazar el alma pendenciera de Tomás Gómez («Las respuestas no pueden ser débiles») frente al consejo responsable de Felipe González («Hay que ayudar a este Gobierno, aunque no se deje»). La tercera fuerza ha eclosionado en el peor trance: un modelo territorial que bloquea cualquier proyecto nacional, ahora que el futuro de todos está en manos de que las comunidades cumplan. Dice Montoro: «Es el momento de dejar de mirarse el ombligo. Así hacemos más España».Después de 35 años ininterrumpidos de gobiernos consintiendo o colaborando en su disolución, se antoja tarde.