Caracas
Los españoles que dicen adiós a Chávez
Miles de españoles han salido en los últimos años de Venezuela huyendo de la violencia criminal. Caracas se ha convertiro en la ciudad más violenta de Latinoamérica.
Los catorce años de chavismo que ha vivido Venezuela –serán seis más tras las últimas elecciones– han transformado el país en muchos sentidos. En los años cincuenta y sesenta, miles de españoles –especialmente gallegos, vascos y canarios– llegaron al país petrolero en busca del sueño americano, ahítos de novedad y pobres de solemnidad. Muchos emprendieron prósperos negocios que les dieron seguridad y fortuna en un país que les acogió con los brazos abiertos. En los últimos doce años, muchos hijos de aquella generación de españoles han abandonado la patria americana agobiados por la polarización social y los altos niveles de violencia del país. Caracas tiene el mayor índice de homicidios de Latinoamérica, 98 por cada 100.000 habitantes.
Hace dos semanas, un comerciante español llamado Serafín Feijoó murió asesinado junto a su carnicería a las afueras de Caracas víctima de un presunto robo. Un mes antes falleció en parecidas circunstancias otro emigrante español en Venezuela, Alejo Tabares, de 75 años, dueño de una ferretería en el extrarradio de la capital.
Agresividad en la calle
Los emigrantes que llegaron hace medio siglo son reacios a regresar a España, no ocurre lo mismo sus hijos. El periodista Adrián Naya, de 38 años, vivió hasta los 28 en Caracas, cuando decidió instalarse en nuestro país usando la doble nacionalidad. Su padre, gallego, emigró a Venezuela en los sesenta, atraído por la propaganda internacional del caudillo venezolano Marcos Pérez Jiménez en busca de mano de obra. A su hijo Adrián le ha tocado hacer el camino inverso. «Yo vine a España tras la famosa huelga petrolera de 2003 que dejó a Venezuela en caída libre. Trabajaba en un canal de televisión y sufrí el acoso de los partidarios de Chávez hacia los periodistas. Entonces ya era una sociedad dividida, con mucha agresividad en la calle», explica por teléfono desde Vigo.
Adrián huyó con su esposa tras un fuerte desgaste anímico. «No creo que haya un solo caraqueño que no haya vivido un atraco, el asesinato de un familiar o de un conocido o un secuestro. Yo soy un afortunado. En mi familia muchos han sufrido robos con armas de fuego, pero nada grave». Los dos hermanos de Adrián también vinieron a España y su padre –que montó un negocio de distribución hace 40 años– está a caballo entre sus dos patrias.
El censo del padrón demográfico español refleja que en el año 2000 había 54. 719 venezolanos. Los datos del Instituto Nacional de Estadística de 2012 muestran que esta comunidad ha crecido hasta los 161.568. Muchos llegaron a España en los años de bonanza económica, buscando mejores oportunidades. Sin embargo, cuando la crisis estalló en el año 2008, miles de venezolanos con nacionalidad española siguieron llegando a nuestro país.
Antonio López, hijo de padre y madre gallegos, aprovechó la doble nacionalidad para huir «de una sociedad enfrentada» y buscar fortuna en España. Trajo en su memoria las cicatrices de la violencia. Varios robos en carne propia y el secuestro de un primo: «La mayoría de los atracos en mi país son con agresión física, bien cuando paras el coche en el semáforo o cuando sales del banco. También han proliferado las invasiones. A mi papá le ocuparon una finca y ya no la pudo recuperar. Sencillamente, una vez que se apropian del inmueble, los criminales no se van porque cuentan con el respaldo de las autoridades».
En 2011 se produjeron en el país 19.336 homicidios. El diputado chavista Calixto Ortega, del Partido Socialista Unido de Venezuela, reconoce en una entrevista con LA RAZÓN que el país tiene «un problema serio» relacionado con la inseguridad ciudadana. Sin embargo, argumenta que se trata de un asunto cuya competencia corresponde a las administraciones regionales, no al Gobierno central. «Precisamente ahora, el Ejecutivo está creando un Cuerpo Nacional de Policía, como en España».
La gran colonia española
La criminalidad afecta a gran parte de la población, pero, según Antonio López, se ceba con la amplia colonia española porque «es una de las comunidades más grandes y una de las que tiene más propiedades y empresas». Los gallegos se concentraron en la industria, los canarios en el sector agropecuario y los vascos se hicieron fuertes en el sector comercial y en el de la alimentación, explica Antonio, economista y consultor nacido en Caracas.
La paciencia de Alfredo Cordero, nieto de emigrante canario, se agotó cuando sufrió un secuestro exprés en Caracas para robarle su vehículo. «Sabían todo de mí. Me salvé, pero ya estaba fichado, así que no podía seguir en mi país», explica Cordero (44 años), fisioterapeuta, hoy residente en Marín (Pontevedra) tras vender su casa y renunciar a su trabajo en un hospital en Venezuela. «Desde que llegó Chávez al poder la tasa de violencia ha aumentado gravemente. El país va a peor», pronostica.
La victoria electoral de Chávez el pasado domingo lleva a pensar a los entrevistados para este artículo que la emigración venezolana aumentará en los próximos años, si bien consideran que España dejará de ser un destino preferente debido a la crisis que estamos viviendo. Bajo su punto de vista, Estados Unidos –que acoge a la mayor colonia venezolana– será el gran receptor de aquellos que están hartos de un país dividido por el chavismo, herido por la violencia y cerrados para hacer negocios.
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