Barcelona
Ultimar la reforma financiera
El desplome bursátil de la banca española registrado ayer, ocurrido mientras los ministros europeos de Economía debatían las nuevas garantías internacionales para las entidades financieras y en vísperas de la reunión del BCE en Barcelona, pone de manifiesto que nuestro sistema sigue lastrado por una crisis de credibilidad en la que intervienen varios factores negativos, entre ellos que se no ha completado un saneamiento convincente de sus balances contaminados por el «ladrillo». Seguramente tiene razón el ministro De Guindos cuando afirma que los bancos españoles están por encima de los niveles de solvencia que exige Basilea III. Pero a los mercados no les basta con una fotografía fija de la banca y quieren ver toda la película financiera con sus variados actores, a empezar por la política de ajuste fiscal del Gobierno, la entrada en recesión, el paro galopante, el aumento de la morosidad y, por supuesto, la incertidumbre que pesa sobre la viabilidad de algunas entidades. Lo cierto es que en las últimas semanas nuestro sistema bancario ha recibido dos severos toques de atención: por parte del FMI, que aboga por inyectar fondos adicionales para salir de la parálisis, y por parte de la agencia S&P, que ha rebajado la nota a once bancos. El escenario, por tanto, es altamente volátil y delicado. Además, disipado el efecto sedante que tuvo la «barra libre» de liquidez acordada por el BCE en diciembre y febrero, la financiación de la deuda pública vuelve a encarecerse hasta límites inasumibles, con graves consecuencias para todo el sistema. En suma, los bancos están atrapados en un círculo vicioso de difícil ruptura: para recobrar plenamente la solvencia dependen del crecimiento económico, pero éste no puede darse si no se reactiva el crédito, que a su vez está en función de la salud bancaria. De ahí que adquiera importancia vital que el Gobierno complete la reforma financiera, sin duda la más importante de cuantas tiene pendientes. De Guindos declaró ayer que el Ejecutivo y el Banco de España fijarán las reglas para que la banca segregue sus activos inmobiliarios de sus balances, sin aportar, «en principio», fondos públicos. Pues hágase cuanto antes, porque sin dar este paso algunas entidades de gran peso corren serio peligro y su caída no sería inocua para el resto. En los próximos días deberán producirse noticias muy significativas y necesarias que despejen dudas y devuelvan la confianza en todo el sistema financiero. Son diversos y profundos los obstáculos a los que se enfrenta la banca, pero el primero de ellos es la limpieza de la propia casa, lo cual debe hacese con transparencia, rapidez y sin perjuicio para las arcas públicas. Como señaló ayer el ministro de Economía, los bancos deben dedicarse a su oficio de siempre y no ejercer de agencias inmobiliarias.
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