Nueva York
Marruecos chantajea al Gobierno y amenaza con revisar la relación
Tras la resolución del Congreso para que el Gobierno condene la violencia en El Aaiún, Mohamed VI lanza un aviso a Moncloa para que mantenga su tibieza en el conflicto
Marruecos tardó ayer apenas unas horas en responder a la condena del Parlamento a la represión en el Sáhara Occidental, y lo hizo con una contundencia inusitada. El régimen de Mohamed VI considera que «las circunstancias requieren una reevaluación del conjunto de sus relaciones con España en todos los ámbitos». El encargado de efectuar la amenaza fue el ministro marroquí de Comunicación y portavoz, Jalid Naciri, que en las últimas semanas ha sido el brazo ejecutor de la campaña contra los medios de comunicación españoles.
Naciri declaró que la moción aprobada por el Congreso de los Diputados «se caracteriza por su hostilidad hacia Marruecos» y «contiene expresiones antimarroquíes que son inaceptables». El portavoz se refirió a los «viejos complejos» hacia el país vecino de unos partidos políticos más interesados en su propia «carrera electoral desenfrenada» y en desviar la atención de «la profunda crisis económica».
Este chantaje de Rabat al Gobierno socialista ha sido el colofón de un «annus horribilis» que comenzó con la expulsión de la activista Aminatu Haidar a Lanzarote en noviembre del año pasado. Durante esta larga crisis diplomática, Mohamed VI ha sacado toda la artillería pesada en una maniobra que ha ido arrinconando al Ejecutivo español.
Último recurso
La firmeza es para muchos la única salida digna, y efectiva, que le queda a Zapatero. Sin embargo, al cierre de esta edición, llegaba la respuesta de Exteriores, que lejos de ser vehemente manifestaba que «el Gobierno español deja todos los canales de comunicación abiertos con Marruecos para la gestión de los diversos asuntos de interés común». Asimismo, el Ejecutivo español reiteró ayer que su deseo es mantener, «desde el respeto a las instituciones de cada país», las «mejores relaciones posibles».
Según fuentes diplomáticas, el fondo del asunto está, como siempre, en la ex colonia española. «Los marroquíes saben que se están jugando el Sáhara y están muy preocupados porque, por primera vez, el conflicto se está planteando bien», aseguran.
Lo cierto es que la ola de represión en El Aaiún, que siguió al desmantelamiento del campamento de protesta saharaui de Gdaim Izik, ha removido un conflicto que llevaba décadas estancado y en el que Marruecos puede llevar las de perder.
Resulta paradójico el órdago efectuado por Rabat después de unos meses en los que el Gobierno de Zapatero ha hecho equilibrios imposibles para no criticar abiertamente al Reino alauí. Las citadas fuentes consideran que la última medida de presión de Marruecos está destinada a garantizarse un apoyo sin fisuras a las tesis de Mohamed VI con respecto al plan de regionalización de la ex colonia española. Esta misma semana, el hijo de Hassan II agitaba en la cumbre UE-África en Trípoli el fantasma del terrorismo como consecuencia de las «injerencias extranjeras». «Esperan que Zapatero se asuste, quieren empujarle a decir que el Sáhara es marroquí, y esto es algo que no va a aceptar nadie, ni el Parlamento español ni Francia ni EE UU, nadie va a suscribir una ilegalidad», explica un veterano diplomático.
Otras fuentes consultadas por LA RAZÓN consideran que la debilidad interna de Zapatero está siendo aprovechada por Mohamed VI en la guerra por el Sáhara Occidental. «Es evidente que quieren sacar partido de la situación tan extraña que se vive en España. Nos conocen de maravilla, ellos están mucho más dentro de nuestra cabeza que al contrario», apuntan. «Para ellos el Sáhara es una línea roja, observan ciertos movimientos en España y reaccionan. El hecho de que el Gobierno haya tratado de ponerse de perfil en esto no ha servido de nada», añaden.
Rabat, clave
Inmigración
Marruecos tiene la llave de gran parte del flujo de ilegales que alcanzan las costas españolas desde el África subsahariana a través del Estrecho. El tráfico de pateras es un termómetro ideal para medir la salud de las relaciones bilaterales.
TerrorismoEl Reino alauí es una garantía antiislamista en una zona clave para el terrorismo yihadista. Marruecos sabe su importancia en la lucha contra grupos radicales como Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y juega sus cartas a la perfección.
Expatriados
La mayoría del millón y medio de musulmanes que vive en España proviene del vecino del Sur. Rabat los ha usado como moneda de cambio para defender sus intereses agitándolos en asuntos como la organización del culto o la alta cifra de parados.
Estrategia
La colaboración policial con Marruecos no sólo resulta esencial en la lucha contra el terrorismo de signo islamista, sino también en la erradicación de otras lacras del crimen organizado como el tráfico de personas, droga o armas que atraviesan el territorio del Reino alauí.
Una relación tortuosa
La Marcha Verde
Las secuelas del desaire que representó para España la Marcha Verde en 1975, precipitó la retirada del Sáhara Occidental y puso la semilla del conflicto con el Frente Polisario que aún perdura. Hasta 1991, no firmaron el Tratado de Amistad.
Invasión de Perejil
La invasión marroquí del islote de Perejil fue uno de los puntos de mayor tensión entre ambos países. Episodio que terminó con la intervención militar ordenada por José María Aznar en julio de 2002, con la que se puso fin a la ocupación.
Aminatu Haidar
Se cumple un año de la huelga de hambre de la activista saharaui Aminatu Haidar, que puso en jaque al Gobierno español y a punto estuvo de enturbiar nuevamente las relaciones con el reino alauí. Finalmente, España cedió.
Ataques a la Guardia Civil
Rabat denunció en verano el trato que algunos de sus ciudadanos habían recibido en el paso fronterizo de Melilla. Además, acusó a la Guardia Civil de abandonar a ocho inmigrantes subsaharianos en mal estado de salud.
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