Valencia
Estado de alarma
El Atlético está en estado de alarma ante la falta de pulso, de ganas, de fútbol y de vergüenza de los jugadores de un equipo que es incapaz de sentir los colores y que tiene a la afición hasta los mismísimos. Fracaso total ante un equipo mediocre, pero con coraje, como es el Aris, que nos ha tirado de la competición europea. Fracaso ante el Espanyol, yendo a remolque todo el partido y, en Valencia, el Levante parecía el Manchester y el Atleti un equipo de solteros contra casados. ¿Alguna vez alguien de los que mandan en este club va a poner encima de la mesa lo que hay que poner, que es otra cosa además de dinero, o tenemos que conformarnos con ser del montón? La respuesta queda en el tejado de los propietarios del Atlético.
Si hay que ser del montón porque la caja no da para más, que nos lo digan; pero que dejen de engañarnos con la cantinela de que somos uno de los grandes cuando no llegamos ni a la suela del zapato de quienes sí ostentan esa categoría por derecho. Seguro que los platos rotos los paga Quique, pero los que se tocan las bolas en lugar de tocar el balón son otros, y es a ellos a los que hay que pedir que reaccionen. Yo, de momento, renuevo ante mí mismo mi juramento de atlético, independientemente de que los mercenarios hayan decidido que no juegan. He visto pasar a muchos por el Calderón y espero ver a muchos más. Lo único que pido es que le devuelvan a la afición al menos un poco de lo mucho que lleva dando por este club desde siempre.
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