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Vida después de la vida por Miguel Ángel ALMODÓVAR
La Navidad es tiempo de celebración y encuentro que normalmente nos sorprende en trajines de compra y cocinado completamente ajenos al festejo y que por añadidura nos roban el tiempo que en puridad debiéramos dedicarle al festejo. Para que no nos pase como a la Blasa, a quien acontecimientos de la envergadura del «Big Bang» le pillaron en misa, los productos ultracongelados pueden ser una magnífica alternativa. Para empezar y como es sabido, algunos productos, como el marisco y el pescado de fuste, escasean y se ponen por las nubes en estas fechas. Los ultracongelados están en precio ajustado, se mantienen frescos y con todos sus nutrientes en orden de revista, y además ofrecen una variedad impensable en fresco para la temporada. Para los niños hay monadas del tipo de figuritas de merluza, caritas de patata o bolitas de queso, que no es poco ni baladí, y a todo esto se le añade la posibilidad de darles vida después de la vida consultando «El Practicón» de Ángel Muro y su exquisita cocina de restos.
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