Calor que sale de las entrañas de la tierra por José Antonio VERA

Los sistemas tradicionales de calefacción no son precisamente baratos y además contaminan un montón. De ahí ahora el empeño por calentar o refrigerar de manera renovable, ecológica, eficiente y con un coste razonable. Entre las últimas aportaciones en este campo figura la geotermia, el calor que subyace bajo la tierra, un tipo de energía muy desarrollada en numerosos países europeos, pero por desgracia aún en mantilla en España. ¿Cómo se logra esta energía?. Hay que tener en cuenta que a unos 20 metros de profundidad de la superficie, la temperatura de la tierra es de 10º C en todo el planeta, independientemente de la temperatura atmosférica. A más profundidad, mayor calor. La Tierra absorbe y cede calor de manera que la temperatura en las capas primeras, entre 5 y 100 metros de profundidad, se mantiene más o menos homogénea a lo largo del año, con independencia de las condiciones meteorológicas, según Geotics.

En España, ese calor ronda los 15 o 16 grados. De manera que si se perfora un orificio de 100 metros de profundidad y se hace circular agua por cañerías que suben y bajan, el líquido adquirirá la temperatura de la tierra a la mayor profundidad, es decir, en torno a los 15º C. Quince grados no calientan un determinado ambiente, pero sirven como fuente de calor para una compleja estufa. Así se calientan miles de hogares en Escandinavia, donde existen unos cientos de miles de pozos calefactores instalados y se excavan más de 20 mil al año. El costo de mantenimiento es bajo, pues el sistema no requiere más que un mínimo consumo eléctrico.

La técnica usada para este tipo de calefacción es la conocida como «bomba de calor», que es la adaptación a escala del mismo sistema usado en los refrigeradores o neveras comunes. Dispone de un circuito refrigerante, un compresor, un condensador y un disipador. La «calefacción geotérmica» utiliza el mismo método que el refrigerador, solo varia donde lo capta y donde lo disipa. La bomba geotérmica capta el calor en el exterior y lo disipa en el interior de la vivienda. Con bombas de calor geotérmico se aprovecha la temperatura estable de la tierra para ayudar a mantener temperaturas interiores estables dentro de un hogar. Dependiendo del agua, el sistema es utilizado para calentar o para enfriar.
La inversión inicial, sin embargo, sí que suele ser alta. En España está por encima de los diez mil euros, aunque se recupera rápidamente porque el costo de calentar una casa baja a un 10 por ciento, según los expertos en este tipo de energía. O sea, si alguien invierte 100 euros al mes en calefacción, con el pozo gastará diez. El sistema, conocido como geotermia superficial o geotermia de baja entalpía, empieza a expandirse en España tras décadas de éxito en Estados Unidos, Japón y diversos países europeos, como Suecia, Austria, Suiza, Alemania y Dinamarca. En esencia, lo que se hace es aprovechar el calor acumulado en el suelo como resultado de la radiación solar.

La geotermia de baja entalpía no debe confundirse con el aprovechamiento energético del calor de la Tierra a grandes profundidades, más allá de dos kilómetros, una posibilidad que no está al alcance de todos los territorios. En algunos países, como Islandia, Filipinas y Nueva Zelanda, es relativamente fácil agujerear el terreno y encontrar temperaturas superiores a los 150°, pero las prospecciones realizadas en España no han tenido gran éxito hasta la fecha. La única excepción son algunos aprovechamientos para balnearios. Recientemente hemos sabido que la empresa Enel Green Power, la filial de energías renovables del gigante italiano, tiene interés en poner en marcha una explotación geotérmica a gran escala en Canarias. Enel dispone en la Toscana (Italia) una de las factorías de producción de energía geotérmica más importantes del mundo, superior en términos absolutos a la de centrales nucleares como Garoña.

España, cuyo liderazgo es reconocido globalmente en el desarrollo de energías como la eólica o la solar, se encuentra muy retrasada, sin embargo, en materia de geotermia. Tanto en lo que se refiere a la «profunda», como a la denominada «somera». Un retraso que la Plataforma Tecnológica Española de Geotermia (Geoplat) calcula superior a 20 años.