Algeciras

David Galván: «Quiero estar en San Roque El Puerto y Málaga son cruciales para impulsar mi carrera»

De gaditano a gaditano, David Galván recibió el doctorado de manos del maestro Ruiz Miguel en los primeros compases de este 2012. Una tarde triunfal, a pedir de boca que, sin embargo, no ha encontrado refrendo en el resto de la temporada del joven diestro, que ha tenido que ajustarse a sus pocos contratos para demostrar su buen concepto y un valor que hace menos de una semana, en Beaucaire (Francia), se tradujo en un serio cornalón en el estómago.

David Galván, en el patio de cuadrillas
David Galván, en el patio de cuadrillaslarazon

-Primero de todo, ¿cómo se encuentra?
-Aún estoy algo dolorido. Ya estoy en casa, en Los Barrios, descansando, porque la primera noche después del traslado no ha sido la mejor. Viajamos en furgoneta y todavía algo mermado, así que el ajetreo lo he notado. Esperemos que con el reposo de todo el día y esta noche, mañana note la mejoría.

-Su objetivo es volver de luces el día 11 en San Roque.

-Sí. Hay que ser prudente, con la evolución de las curas y la rehabilitación, pero mi idea es no faltar en San Roque ni, por supuesto, los dos días siguientes que estoy anunciado en el Puerto de Santa María y en Málaga. Son dos fechas cruciales para impulsar con un empujoncito fuerte mi temporada y dar nuevos aldabonazos para el futuro. Pero sí tengo claro que no puedo llegar de cualquier manera, tengo que estar preparado, así que ahora que no se puede entrenar el físico, toca trabajar la mente.

-¿Qué recuerda de la cornada?

-Me quedo con el conjunto del animal, un toro muy grande con mucha violencia desde que salió y con saña en los derrotes. Ya con el capote, me pegó un golpazo en el remate. Me hizo hilo y me terminó dando una voltereta. Ahí me libré, pero con la muleta fue imposible. Estaba toreando por el derecho y se me paró, porque siempre estaba midiendo, le toqué al pitón contrario, pero me levantó y al caer, encunado, fue cuando me corneó con mucha violencia. Sentí mucho dolor. Pero es que, luego al perfilarme, se me arrancó de imprevisto y fue cuando me alcanzó en el mentón.

-Momentos confusos y tensos, porque la cornada estaba en mal sitio y, afortunadamente, parecía más grave de lo que realmente fue.
-Sí, la tensión se palpaba. Hubo mucha confusión por el traslado, el tiempo que pasaba... Sin embargo, reconozco que cuando de verdad me asusté un poco fue al llegar al hospital de Avignon. Se veía una mancha y temían que tuviera el colon perforado, incluso me llegaron a decir que me iban a abrir de ombligo hasta arriba, que se me quedaría una cicatriz importante... Por suerte, al despertarme me dijeron que habían metido una pequeña cámara y habían visto que había entrado aire por la herida. Estoy muy contento con los médicos, porque hicieron una gran labor conmigo.

-Los médicos que le atendieron afirman que tuvo mucha suerte.
-Sí, porque rozó el pulmón. El cuerno penetró en la cavidad torácica, por suerte tocó en las costillas y se desvió el pitón. Me lo repetía hoy también en Algeciras, el doctor Pablo Saénz de Tejada, cirujano del coso de la ciudad, hablando de la cornada de la cara: si me hubiera corneado un centímetro más profundo, la hubiéramos fastidiado... Además, en la primera voltereta con el capote me dio un pitonazo y me reventó la arteria epigástrica, que también tuvieron que reconstruir en el hospital. Fue una paliza tremenda, así que tengo que ir con cuidado para volver.


-¿Cómo está siendo su primera temporada en el escalafón superior?
-De rodaje. Planteamos un primer año sin acudir a plazas de demasiada importancia, ir poco a poco habituándome al toro sin mucha responsabilidad. Hemos salpicado algunos festejos de más peso como los citados de El Puerto o Málaga para tomar costumbre. De momento, llevo 8 corridas de toros y he salido a hombros en seis de ellos que no es mal balance.

-De lo que no hay dudas es de que vivió una alternativa soñada y con un padrino de excepción.
-Sí, ha sido el día más bonito de mi vida. Hacerme torero en el día de mi tierra, de manos de un torero tan importante que, además, es paisano mío, con Enrique Ponce como testigo, que también nos unen lazos por parte de nuestros apoderados... Ya era precioso todo y encima cómo salió la tarde, mucho mejor... Lo viví con una intensidad tremenda.

-¿Esperabas torear más después de ese toque de atención tan madrugador?
-No, estoy contento con el número de tardes que llevo. Sé que podrían ser más, pero es mi punto de partida y, tal y como están las cosas por el descenso del número de festejos... Pienso que soy un privilegiado, otros compañeros aún no se han vestido... En mi caso, espero terminar la campaña entre los quince o veinte paseíllos.

-¿De dónde ha aprendido David Galván ese concepto de la quietud tan característico en su toreo?
-Hay muchos referentes de los que coger cosas. Yo no me fijo en la quietud, sino en la pureza y en la verdad, aunque posiblemente, las tres estén ligadas irremediablemente unas a otras. Mi única preocupación y deseo es expresar mi personalidad a través del toreo, porque el toreo no es más que eso: transmitir lo que llevas dentro. Sacar tus sentimientos.

-Por último, ¿qué espera de esta segunda mitad de temporada?
-Aun quedan algunos contratos por cerrarse. Como dije antes, la idea es acercarnos a la veintena de tardes. Quiero evolucionar y crecer, sin más, no me ciño a la sed de triunfo, sino a dar un paso adelante cada tarde que me anuncie. Que los matices que me vayan surgiendo, sirvan para avanzar más en mi carrera.