Ya creen en él por Julián García Candau

Europa tituló a Messi mejor futbolista del mundo. En su país han tardado años en creerlo. Los argentinos no olvidan fácilmente a sus ídolos y de la misma manera que aún santifican a Evita y adoran a Perón, sostienen a Maradona en el supremo altar de su fútbol. Messi es jugador europeo en el sentimiento de muchos compatriotas. Ha tenido que superar barreras para que se le considere argentino. El último partido con la selección ante Uruguay ha cambiado quizá el concepto que de él tenían los medios y la gran masa de aficionados. Messi no lleva en su pedigrí la imagen del Boca o River y ni siquiera del San Lorenzo, el equipo de los españoles.
Messi ha tardado en calar, pero lo está haciendo de manera memorable. No es sólo el jugador que marca goles. También concede a sus compañeros la oportunidad de hacerlos. No es egocéntrico. Dentro del campo es solidario. Hubo un tiempo en que los brasileños creyeron que la decadencia de su selección se debía al hecho de que traspasaban a Europa a los mejores. En Argentina se está dando el caso de que su reencuentro con la albiceleste se está debiendo justamente a la aportación de quienes juegan en Europa.
Quien maneja los hilos de la madeja argentina es Messi, jugador muy del estilo tradicional, pero crecido en el Barcelona, club en el que se practica el fútbol que siempre gustó en el Río de la Plata.
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